Afición, inversión, pasión. Son tres elementos que han llevado al castellonense Rafael López Yerbes a amasar una colección de más de 200 muñecas Barbie de altos vuelos, algunas de ellas únicas, otras de gran coste económico, pero todas de alto valor sentimental. «Todo empezó hace unos 20 años, cuando me regalaron la primera Barbie, una Elizabeth Taylor con todo detalle, que me llevó a comprar una Marilyn Monroe, y así, hasta hoy», explica.

Ya de pequeño jugaba con las Nancy de su hermana. «Nos cambiábamos los juguetes», dice. Lo que empezó siendo un juego, «acapara todo el espacio en casa, en vitrinas en el salón, el dormitorio o en el escritorio, algunas de ellas en sus cajas, y otras, ya customizadas y únicas». «Me parece que las llevo coleccionando toda la vida», apunta.

En las vitrinas se suceden, como en un desfile de estrellas en pequeño formato, actrices de Hollywood como su preciada Elizabeth Taylor, Marilyn o Audrey Herpburn; villanas de cómic, algunos personajes de X-Men, de Malefica o Poison Ivy; pero también muñecas orientales --su marido le regaló una Barbie Geisha que en eBay tiene un valor aproximado de 900 € en subasta--, o las brujas de cuento, como la bruja --«es única, verde», señala-- del Mago de Oz, una Vampira con un traje de Alexander McQueen, o una Cate Blanchet como la mala de Blancanieves. En su front row particular, además, desfilan divas del pop como Madonna o Kylie Minogue.

Y en su agenda, algunas piezas «inalcanzables», que va siguiendo en las subastas on line, o a través de varios foros de coleccionistas de muñecas, donde «hay mucha oferta y mucha demanda», explica. De ejemplares de la empresa Mattel, las primeras, a las deluxe de Integrity Toys, «más veraces, con acabados perfectos y muchos detalles en los vestidos y los complementos», señala.

Sobre precios, «mejor no hablar, porque hay piezas que son únicas y no se pueden valorar económicamente», pero dice que «una muñeca original de Moschino que tenía un precio de salida de entre 600 y 900 euros, se agotó en horas, y otra, que el diseñador regaló a sus invitados a un desfile, llegó a los 3.000 € en una subasta». De normal, sin embargo, cada Barbie ronda los 200 euros, «más los accesorios que uno quiera ponerle». «No vendería nunca ni la Elizabeth Taylor, por su valor sentimental, de ser la primera; ni la Gheisha, ni una chef que he modificado con mis propias manos», asegura. «Es una pasión, que va a más, pero ahora con más control, buscando máxima calidad».