La larga sequía que vive la provincia de Castellón, con diez meses sin precipitaciones importantes, es ya una amenaza no solo por la reducción del agua embalsada sino también por el peligro de salinización de los acuíferos.

El catedrático de Hidrogeología de la UJI, Ignacio Morell, advierte de que el riesgo de «contaminación» de las aguas subterráneas será evidente «si persiste la falta de lluvias». Al bajar el nivel en estas reservas hídricas, se incrementa la probabilidad de que el agua salada entre en las mismas, sobre todo teniendo en cuenta su proximidad al mar. Esta no es una preocupación en otras zonas de interior, pero en la Plana podría llegar a suponer un problema de primera magnitud.

Y es que, según Morell, «el 75% del agua que consume la provincia de Castellón» procede de sus reservas subacuáticas, sobre todo en la zona litoral. «Por el momento, los acuíferos de la provincia siguen teniendo niveles aceptables, y se puede ir tirando de ahí, pero si sigue sin llover la situación puede empeorar en los próximos tiempos», advierte.

La posibilidad de salinización es una particularidad de las bolsas de agua subterráneas costeras, pues uno de sus contornos es una gran masa de agua salada que pugna por entrar tierra adentro. La única autodefensa con la que cuenta es la recarga o alimentación de agua dulce.

Lo peor es que los pronósticos no son nada halagüeños, puesto que septiembre y octubre, meses tradicionalmente húmedos en el área mediterránea, han pasado sin apenas dejar precipitaciones. A ello se suma el hecho de que los mapas meteorológicos tampoco prevén episodios de lluvias importantes en lo que queda de noviembre. «La única esperanza parece relegarse a diciembre, durante el que podría caer más agua de la que es habitual», señaló a este periódico el el catedrático de Climatología, José Quereda.

RIESGO EN ZONAS INTERIORES //

Morell, y en ello coinciden tanto los expertos como los alcaldes que padecen esta situación sobre el terreno, apunta que los escenarios más delicados en el corto plazo se encuentran en las comarcas que más dependen de las aguas superficiales, como la cuenca del río Millars y, sobre todo, Els Ports y l’Alt Maestrat.

De hecho, la Confederación Hidrográfica del Júcar ya ha situado en el nivel de prealerta al norte de la provincia de Castellón en uno de sus últimos informes. La situación es tan grave que, en municipios como Ares, sus habitantes dependen de las cubas de agua que suben todas las semanas desde Albocàsser.