"Olvidar el pasado y mirar al futuro". El que encontraron en Castellón, en diferentes municipios como la capital, Almassora, Vila-real, Benicàssim, la Vall o Vinaròs, entre muchos otros, los que partieron de la ya extinta Yugoslavia huyendo de la cruenta guerra de los Balcanes. «Queremos olvidar», coinciden. La condena a cadena perpetua que el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) ha impuesto al exgeneral serbobosnio Ratko Mladic, conocido como el carnicero de Srebrenica, como criminal de guerra y culpable por genocidio y crímenes contra la humanidad durante la sangrienta guerra de Bosnia (1992-1995), ha reabierto muchas heridas entre la comunidad serbia, croata, bosnia y musulmana que en aquellos principios de la década de los 90 escapó del horror para viajar por Europa hasta llegar a la provincia.

A Almassora llegó, vía Sarajevo, Belgrado y València, un contingente de 40 bosnios en autobús. Era un 3 de diciembre de 1992. Mediterráneo lo recogía en su portada, en plena crisis humanitaria. Entre ellos estaba Svetlana Krznaric, junto a sus hijos pequeños, de seis meses y tres años. «Han pasado ya tantos años, que la justicia no llega a tiempo. No lo hace nunca», dice. «Vengo de una familia mixta, de serbios, croatas y musulmanes, y no me posiciono, ni entonces ni ahora. Solo huimos del horror. Recuerdo que nos ayudaron mucho, nos acogieron, y ahora Almassora es mi casa», dice. «¿Qué pienso de la condena a Mladic? Por las víctimas, se ha hecho justicia... pero, ahora, ¿qué?».

25 AÑOS DE CONVIVENCIA //

Esos 25 años de acogida los celebrarán la semana próxima, con una mesa redonda, teatro escolar y el descubrimiento de una placa en la ermita de Santa Quitèria. «Es un homenaje a la convivencia de 25 años», señala.

El director Hadi Kuric, alma máter de Teatro de la Resistencia, con sede en Vila-real, dice que su casa «está en España». «Es justo que a los criminales de guerra se les acuse, se les juzgue y se les condene, y Mladic es uno de ellos, pero hay más, en los Balcanes y en muchas otras guerras de todo el mundo». «Vinimos por este conflicto y esta ya es nuestra casa, sin nostalgias», apostilla.

En la misma línea, la artista visual Marja Maja Jankovic, tilda el castigo de «merecido, como cualquier crimen contra otras personas». «Pero no solo a Mladic, sino a muchos más», dice.

Stefan Lukic, primera generación española de su familia, opina que «ya ha pasado mucho tiempo de aquello. Hay que mirar más al futuro».