Ideólogo de la creación de la Universitat Jaume I (UJI), «una universitat pública de, por y para Castellón», fue su primer rector y actualmente, aún vinculado al campus, ocupa el cargo de rector honorífico. Catedrático de Matemática Aplicada y ya exdirector de la cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria, Francesc Michavila (Castellón, 1948) se mantiene activo en su compromiso con la Jaume I, que renueva «día a día». Esta semana ha urgido a la Generalitat «a dotar a la UJI de los recursos que necesite para acabar la facultad de Salud».

--Empecemos por lo más general, ¿cuáles cree que son los grandes retos de la Universitat Jaume I a corto y largo plazo?

--Antes del comienzo de un año electoral es un buen momento para la reflexión sobre hacia dónde debe de avanzar la UJI. No me cabe duda que en el futuro, dejarse llevar sería una forma de retroceder. La UJI tiene una misión social de servicio público, en la formación del capital humano que necesita la sociedad de Castellón para progresar. Pero no puede quedarse ahí, y solo hacer bien esa tarea. Ha de participar activamente en la actual corriente universitaria global; en particular, en el proceso de construcción de la red de universidades europeas que esbozó el presidente francés, Emmanuel Macron, en su gran discurso de la Sorbona hace dos meses. La UJI ha de reforzar su oferta de másteres de excelencia vinculados a sus principales líneas de investigación. Estudios avanzados y producción científica serán los dos referentes que definirán los buenos proyectos universitarios en los tiempos venideros.

--Riu Sec renueva este curso el equipo de gobierno y el rector. En este año electoral, ¿por dónde piensa que deben ir las principales líneas del nuevo gobierno? ¿Cuáles son las prioridades?

--La UJI necesita un nuevo impulso, pero también el nuevo gobierno universitario se ha de ocupar de la consolidación de los avances logrados a lo largo de los años y centrar sus prioridades en apoyar a las personas que trabajan en ella. Ha de cuidar la ilusión de los jóvenes que forma, pues es el principal tesoro que tiene el país. También ha de ser exigente con los poderes públicos a la hora de demandar los recursos que necesita para llevar a cabo su misión. Y a la vez ser eficiente en su uso, con la implantación de un sistema de rendición de cuentas y transparencia.

--¿Quién puede darle ese nuevo impulso en la nueva etapa?

--Como no vivo el día a día, acaso me falte percibir algunos detalles, pero me consta que hay unas cuantas personas capaces para dirigirla. Sé que Eva Alcón tiene intención de dar el paso y me parece una muy buena noticia. Es muy trabajadora, tiene capacidad de liderazgo y por su especialidad académica conoce bastantes experiencias internacionales de éxito universitario. Sería una candidata excelente. Además, después de cinco rectores ya toca que la UJI tenga una rectora.

--Ha dicho alguna vez que aún tenemos universidades muy pensadas para estudiantes locales. La internacionalización marca ahora la agenda, ¿es la gran cuestión?

--Sí, el éxito de las universidades vendrá marcado por su grado de internacionalización. Las alianzas con otras universidades y la visibilidad internacional deben ser prioritarias para la UJI, con el correspondiente incremento de intercambio de alumnos y profesores con centros de otros países. Eso conlleva un esfuerzo lingüístico adicional, con el uso del inglés como lengua franca.

--Hablamos de internacionalización, pero la UJI tiene una brecha abierta con el Consell Social por el requisito lingüístico del valenciano en los planes de estudio, que se ha vetado, y que ha ‘arrastrado’ al inglés... ¿Qué opina?

--La cuestión lingüística es un reflejo en los campus universitarios de la dialéctica entre lo local y lo global. La universidad ha de ser una institución abierta, universal y, a la vez, comprometida con la cultura, la lengua propia y la historia del pueblo que la creó y al que se debe. Hay que armonizar ambos principios. Pero el avance de los conocimientos no debe tener fronteras. Hoy, su vehículo de comunicación mundial es la lengua inglesa. El conocimiento y uso del inglés es una necesidad inevitable, nos guste o no. Lo contrario es el aislamiento que se opone al avance científico.

--Como experto en ránkings universitarios, ¿es importante estar? ¿En qué medida condiciona que venga alumnado o docentes de élite? La UJI está ya en Shangái...

---La posición actual en el ránking de Shángai es muy positiva, pero no es algo irreversible. ¿Qué pasará dentro de dos años, por ejemplo? Lo que importa es marcar las prioridades adecuadas. Entre ellas, las medidas que favorezcan la labor docente e investigadora de sus profesores. Se ha de incrementar la agilidad o la simplificación de los trámites burocráticos innecesarios. Dotarla de unidades de apoyo a sus docentes e investigadores de manera que se liberen de tareas de carácter administrativo.

--Siempre ha defendido la especialización de las universidades para diferenciarse y la necesidad de ‘apegarse’ al territorio. Con un nuevo mapa de titulaciones en marcha en la Comunitat, ¿qué le implica a la UJI?

--La UJI es el gran motor que necesita Castellón para dar un salto de modernidad y favorecer la cohesión social. Pero además, la Universitat forma parte de un proyecto colectivo de todo el País Valenciano en educación superior e investigación. Tiene que buscar sinergias con otras universidades que determinen su lugar en un nuevo mapa de titulaciones.

--La financiación es el gran ‘caballo de batalla’. En la Jaume I, está pasando con la subvención ordinaria de la Generalitat y con el dinero para terminar la facultad de Ciencias de la Salud. Y usted mismo, esta semana ha reclamado al Consell que cumpla con la deuda histórica para que el proyecto no se quede a medias. Lo mismo que las instituciones.

--Lo he reclamado y lo vuelvo a reclamar en este momento. La UJI tiene un grave déficit de financiación, que arrastra desde la crisis económica y que no ha superado. Los poderes públicos no pueden decir a la Universitat que busque ella por su cuenta los recursos que suplan los recortes de estos años pasados. La UJI, como todas las universidades públicas, ha de buscar recursos adicionales de tipo privado, pero estos siempre han de ser complementarios. Si no hay los fondos públicos suficientes, los deseos de mejorar el proyecto universitario se quedan en mera retórica. //