«Si un profesor no tiene sueños, no puede ayudar a sus alumnos a tener y perseguir los suyos». Con frases como esta fue como, Hannan Al Hroob, intentó tocar la esencia de un Auditorio lleno hasta la bandera en su mayoría de docentes, dispuestos a nutrirse de los contenidos de Edusiona’t, la III Jornada de Participació i Intercanvi de la Comunitat Educativa, organizada por la Conselleria de Educación.

Los problemas a los que tiene que hacer frente a diario la que fue elegida en 2016 como la ganadora del Global Teacher Prize, son abismalmente distintos a los que preocupan a cualquiera de los maestros que la escuchaban con atención y que, en muchos casos, no pudieron evitar sorprenderse al descubrir que la solución para una mejora de la educación, en Palestina o en cualquier municipio de Castellón, acaba siendo la misma.

El lema general de estas jornadas eran los derechos humanos y a ellos se hizo referencia en multitud de ocasiones. Lo hizo la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, al afirmar que «un pueblo culto es un pueblo que nadie puede tiranizar». También lo hizo el conseller, Vicent Marzà, al exponer que «nuestra tarea como gestores es poner las estructuras de poder al servicio de la consecución de estos derechos». Aunque sin duda, el mensaje que más caló fue el de una mujer que se enfrenta a diario con niños que, como relató Oltra «cuando se van al colegio por la mañana, se llevan todos sus juguetes, los pocos que tienen, porque no saben si cuando volverán, tendrán casa».

Hannan, bajo el lema El poder del juego, compartió con los asistentes su propia experiencia, la de sus hijos, «que vieron como disparaban a su padre», y a los que tuvo que enseñar, desde casa, a ser felices de nuevo. Ese método lo trasladó a sus aulas, transformando el entorno escolar en un lugar «de paz», donde a los niños «no solo se les enseña a que lean o a que estudien, sino también a que puedan crear, a tener nuevas ideas». Porque su objetivo es que sus alumnos, cuando están con ella «se sientan libres, que puedan jugar y moverse».

Tras su intervención, muchos asistentes comentaron sus conclusiones, todas bastante parecidas, en la línea de la compartida, por ejemplo, por dos maestras del CEIP Pintor Sorolla de Alqueries, que reconocían que «salvando las distancias, todos queremos lo mismo, que los niños aprendan y sean felices».

Junto a dos ponencias más, el programa se completó con la actuación de dos grupos de alumnos del CEIP Tombatossals de Castelló y del IES Na Violant de Casalduch de Benicàssim.