La recuperación del empleo iniciada en los últimos años en Castellón lleva aparejado un efecto mucho menos positivo para las empresas y el mercado de trabajo. Y también para las arcas de la Seguridad Social. El absentismo laboral causado por bajas por enfermedad y por otros motivos cayó en picado durante los años más duros de la crisis económica, pero ahora se ha vuelto a disparar hasta el punto de que durante el 2017 una media de 2.581 trabajadores al mes obtuvieron en la provincia una baja laboral. O lo que es lo mismo: 30.972 al año, según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad social.

Quienes deciden que un trabajador tiene que ausentarse unos días de su puesto de trabajo porque han enfermado de gripe, tienen una contractura muscular o un episodio de ansiedad son los médicos de cabecera. Sus altas y bajas suponen el inicio y el final de una prestación que gestiona y abona la Seguridad Social. No obstante, en muchos de los procesos iniciados cada año en la provincia interviene también la Inspección de servicios sanitarios de la Conselleria de Sanitat. Ellos, los inspectores, son los encargados de velar por el correcto uso de las bajas laborales con el objetivo de evitar que haya una utilización indebida.

Durante el 2017, y según datos de la Conselleria de Sanitat, los inspectores de Castellón revisaron junto a los médicos de familia 4.864 bajas laborales. Fruto de ese control, se emitió el alta de 749 trabajadores de Castellón, el 2,5% del total de altas anuales en la provincia. «La actuación inspectora se dirige mayoritariamente a revisar, conjuntamente con los facultativos o a través de la historia clínica, las bajas laborales que dan o mantienen los médicos», apuntan desde el departamento que dirige Carmen Montón, que añade que en el 2017 la inspección de los servicios sanitarios prestó apoyo a 2.810 facultativos de la Comunitat, de los que 321 son de Castellón. Si en la provincia médicos e inspectores sanitarios revisaron 4.864 procesos de baja laboral y emitieron 749 altas, en el conjunto del territorio valenciano los casos analizados fueron un total de 46.505, mientras que las altas forzadas se elevaron a 7.150.

MÁS ABSENTISMO Y MÁS TIEMPO // Los inspectores médicos velan por el correcto funcionamiento del sistema sanitario, pero tienen otros muchos cometidos. Y entre ellos destaca la evaluación de ensayos clínicos, la revisión de centros y servicios sanitarios o la autorización de prescripciones de prestaciones ortoprotésicas (prótesis y ortoprótesis). «También se encargan de las inspección de la prestación farmacéutica y visado de productos y especialidades farmacéuticas que requieren un control sanitario especial», apuntan desde la Conselleria.

Vigilar que nadie haga un uso abusivo de las bajas es uno de los cometidos de los inspectores en una provincia donde el absentismo se dispara año tras año. Las cifras del 2017 suponen un alza del 7,6% respecto a la media del 2016 (2.398 procesos al mes), aunque todavía están bastante lejos de las registradas en el 2008, cuando el número de procesos iniciados superaba los 4.000 al mes. Además, y como es lógico, a más procesos iniciados más coste. El absentismo laboral supuso el año pasado un gasto en Castellón de 69,3 millones de euros.

Aumentan las bajas y son más largas. En el pasado 2017, y siempre según los datos del Ministerio de Empleo, la duración media fue de 55,26 días, dos más que en el 2014. Hace una década, en cambio, los procesos eran mucho más numerosos, pero duraban algo menos, 46 días.