La visita del hijo del presidente de EEUU, Donald Trump Junior, a las montañas fronterizas con Els Ports y el Alto Palancia, en la provincia de Teruel, para cazar la cabra hispánica, considerada un gran trofeo, pone sobre la mesa la importancia que tiene este turismo en el interior de Castellón. Hasta el 30 de mayo está en marcha una campaña que atrae a turistas americanos y centroeuropeos con gran poder adquisitivo. De media, durante su estancia, que va de tres a cinco días, se dejan cerca de 3.000 euros, lo que supone un importante revulsivo para la economía de pequeños municipios del interior durante los meses de temporada baja.

El presidente de la de Asociación de Propietarios para la Gestión Cinegética y Conservación del Medio Ambiente (Aproca) en Castellón, José Luis Falomir, asegura que el turismo cinegético relacionado con la cabra hispánica «va en aumento», especialmente, por el reconocimiento y reclamo que supone capturar uno de los ejemplares que vive en la reserva Tortosa-Beceite, que comprende extensión de las provincias de Castellón, Tarragona y Teruel.

La Conselleria de Medio Ambiente es la encargada de autorizar el número de animales que se pueden apresar y los cotos autorizados. «La mayoría de turistas son americanos, alemanes, austríacos, húngaros y el mercado ruso se está recuperando, tras unos años de bajada por la diferencia entre el rublo y el euro», indicó Falomir, quien también es el responsable de La Espadella, una finca situada en Xert a la que acuden centenares de cazadores expertos de todo el mundo.

Perdiz

De forma paralela a la cabra hispánica, en los últimos meses los cotos han detectado un incremento considerable de cazadores franceses que acuden atraídos por la captura de la perdiz. Aproca calcula que más de 3.000 turistas extranjeros visitan al año la zona norte para disfrutar de la práctica cinegética.

Algunos de estos cazadores, especialmente los europeos, llegan a la provincia, a través de vuelos privados, vía el aeropuerto de Castellón, dado su elevado poder adquisitivo. «Aquí viene gente muy importante y conocida, pero se guarda con sigilo la identidad de los clientes», explicó Falomir, quien subrayó que, cada vez, tiene más adeptos, especialmente, entre los americanos, la caza con arco, de la cual se están dando licencias. «Es una modalidad más deportiva y el reto es más emocionante», resaltó el presidente de Aproca.

Corzo

Otro dato muy significativo es que esta campaña se prevé que lleguen a la provincia los primeros turistas atraídos por la captura del corzo. «Esta especie está proliferando de forma natural en la provincia y es un buen reclamo», detalló Falomir, al tiempo que indicó que, en algunos cotos, se ha apostado por introducir el ciervo y el muflón, lo que permite incrementar los atractivos cinegéticos en la zona.

En este sentido, el responsable de La Espadella destacó «las continuas facilidades» que se les están dando desde la Administración autonómica en cuanto a permisos y autorizaciones se refiere.

Despoblación

Por su parte, el delegado provincial de la Federación de Caza de la Comunitat, Máximo Belenguer, afirmó que este tipo de turismo debería «explotarse y potenciarse más, ya que supone una verdadera fuente de ingresos para los pueblos del interior y evitaría la despoblación». Y es que los cazadores extranjeros son durante los meses de menos actividad los principales turistas que hay entre semana en esta zona de Castellón.

En esta misma línea se manifestó el presidente de la Mancomunitat de Els Ports, Antoni Ripollés. «Aquí tenemos mucho potencial turístico. Con este tipo de turismo matamos dos pájaros de un tiro. Por una parte, apostamos por un turismo de calidad y se pone freno a los problemas de superpoblación de cabra hispánica que sufren muchos agricultores de la comarca».