La explanada de la basílica del Lledó se convirtió ayer en un enorme lienzo en blanco. El paraje y el emblemático entorno en el que se emplaza sirvieron de inspiración para los casi 300 niños que se dieron cita en el hogar de la Lledonera, donde participaron en la décima edición del concurso Ven a pintar a Lledó.

Cargados con todo tipo de lápices de colores, y acompañados de sus familiares y amigos, los más pequeños de la casa comenzaron sobre las 16.30 horas a trazar líneas sobre el papel y mostrar su lado más artístico. Fue el caso de Hugo, de 6 años, que participó por primera vez y se decidió por plasmar la basílica. Alejandra, Marta y Victoria, compañeras de clase, tampoco quisieron faltar a esta cita y esta última aseguró que el talento artístico se lo debe a su abuela, quien «me enseña a pintar y eso me entusiasma». No faltó, tampoco, la reina infantil de las fiestas de la ciudad, Lucía Burguete, que acudió arropada por su corte de honor.

Imagen en colores de la Virgen

El dibujo más popular entre los niños fue, sin duda, el de la imagen de la Virgen. La pequeña Martina, de 5 años, fue una de las que se animó a retratarla. De hecho, los infantiles de 2 y 3 años tuvieron la oportunidad de pintar un boceto de la venerada figura realizado por la reconocida pintora castellonense, y camarera de la Virgen, Mari Carmen Aldás. Todas las creaciones serán evaluadas por la organización, que repartirá un total de 18 premios divididos por categorías, y las obras ganadoras serán expuestas desde el próximo sábado 12 de mayo, a partir de las 12.00 horas, en la Basílica del Lledó. La interesante muestra permanecerá abierta al público durante una semana.

Una tarde de sorpresas

Pero el dibujo no fue el único pasatiempo con el que disfrutaron los peques. Después de más de una hora de trazos y colores, los cientos de niños bailaron al ritmo de Trobadorets y entonaron algunos de sus temas más conocidos entre el público infantil, como El mariner del Grau o Penyagolosa. La tarde se cerró con un tradicional encierro infantil.

«Se trata de una jornada muy consolidada en la que los niños disfrutan acompañados de sus familias», explica el presidente de la cofradía de Lledó, Ramón Vilarroig. Un encuentro en el que los más jóvenes se empapan por un día del espíritu lledonero.