Luces, cámara y acción… en Castellón. La provincia, y en concreto Peñíscola, ha sido servido recientemente de plató para series de éxito como ‘Juego de Tronos’, ‘El Chiringuito de Pepe’ o ‘Ministerio del Tiempo’. Más de lo mismo se podría decir de los largometrajes, pues son muchos los directores de cine que han escogido la costa o el interior castellonense como escenario para sus películas.

Desde Benicàssim a Morella, pasando por Segorbe; desde Anthony Mann a Icíar Bollaín, pasando por Luis García Berlanga... a continuación repasamos en la siguiente lista, ocho de los títulos que han incluido algún punto de la orografía de Castellón entre sus créditos:

  • Ana Kadova (1913), en Peñíscola. La primera película de la que se tiene conocimiento que se rodara en Peñíscola fue en 1913 ‘Ana Kadova’, un film de temática de espías del que desgraciadamente ya no se conservan copias. Los directores fueron Fructuós Gelabert, considerado como uno de los pioneros del cine patrio, y Otto Mulhauser.
  • Novio a la vista (1954), en Benicàssim. Luis García Berlanga, después de su éxito con ‘Bienvenido Mister Marshall’, quedó prendado del entorno del hotel Voramar para rodar su siguiente film, ‘Novio a la vista’. La película se realizó en 1953 y se emplearon a un gran número de figurantes llegados de Benicàssim e incluso Castellón. Se ambientó en tiempos de la Primera Guerra Mundial, cuando unas familias vinieron a pasar las vacaciones de verano en estas playas, que el guionista bautizó como Lindamar. No le desagradaría la experiencia al maestro Berlanga, que ya en los 90 repitió plató para rodar la serie televisiva sobre la vida de Vicente Blasco Ibáñez.
  • La vida es maravillosa (1956), en Segorbe y Peñíscola. Con Pedro Lazaga como director, el protagonista la cinta sale por vez primera de su pueblo, Segorbe, y antes de poner rumbo a Barcelona realiza una parada en la ciudad del Papa Luna.
  • Calabuch (1956), en Peñíscola. Luis García Berlanga escoge Peñíscola para rodar la historia de un científico norteamericano, interpretado por el actor británico Edmund Gween, que huye de su país para refugiarse en el anonimato de un apacible pueblo de la costa mediterránea llamado Calabuch.
  • El Cid (1961), en Peñíscola. Qué mejor escenario para las peripecias de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, que el Castillo de Peñíscola. Esta fue la idea que aplicó el afamado director estadounidense Anthony Mann. Los protagonistas de la película, estrenada a comienzos de la década de los 60, fueron ni más ni menos que Charlton Heston y Sophia Loren. La cinta contaba con un ambicioso presupuesto de 6 millones de dólares de la época, rentabilizados sobradamente como demuestra la recaudación de 26 solo en EEUU. ‘El Cid’ de Mann fue uno de los precursores del boom turístico no solo en Peñíscola sino en buena parte del territorio nacional, y cientos de habitantes de la localidad se beneficiaron como extras, percibiendo la cantidad diaria de 20 duros y un bocadillo de tortilla. Como curiosidad, el vestuario del largometraje serviría posteriormente a Orson Welles para rodar ‘Campanadas a medianoche’.
  • Di que sí (2004), en Orpesa. Paz Vega, Santi Millán, Santiago Segura, Pepe Viyuela, Constantino Romero son algunos de los rostros conocidos que aparecen en un largometraje dirigido por Juan Calvo entre Orpesa y Madrid.
  • Amanecer de un sueño (2008), en Morella. El film dirigido por el director valenciano Feddy Mas Franqueza escogió la bella localidad de Els Ports como plató, involucrando a toda la población morellana. La cinta, que aborda como tema principal el alzhéimer, contó con un reparto de excepción, con actores como Héctor Alterio. La promoción que la película realizó de Morella le valió incluso un reconocimiento por parte del Patronato de Turismo.
  • El Olivo (2016), en Sant Mateu y el Maestrat. La película se rodó en 2015 en la localidad de Sant Mateu y en la comarca del Baix Maestrat para retratar los paisajes humanos y naturales que rodean los campos donde se ubican los olivos milenarios. Como curiosidad, en la cinta se puede ver a los actores leyendo un ejemplar de Mediterráneo. Como dice el nombre de la cinta, uno de los protagonistas del largometraje es un olivo arrancado de las tierras del abuelo de una reivindicativa Anna Castillo -que consiguió el Goya como actriz revelación por su interpretación-, que no duda a la hora de viajar hasta Düsseldorf (Alemania) para recuperarlo. El árbol elegido por la directora Icíar Bollaín está plantado en la finca Pleserems, en Canet lo Roig, un municipio que cuenta con más olivos milenarios que habitantes.