Ball dels valencians. Torres humanas, equilibrios equidistantes, destreza imposible, filosofía de vida. La Conlloga Muixeranga de Castelló cumple cinco años. Herederos de la secular tradición, que se remonta a los siglos XVII y XVIII, con el paradigma de las danzas de Algemesí, cada 8 de septiembre en honor a la Mare de Déu de la Salut. Enric Sorribes, presidente del colectivo, resalta los valores de la Muixeranga: «Esfuerzo colectivo, compromiso, solidaridad, empatía, en un camino conjunto».

Un quinquenio de ilusiones compartidas, de proyectos comunes, de alianzas que trascienden más allá del ritual, para incorporar emociones, alegrías y sueños. Unas muixerangas que no entienden de edad, sexo, idelogías y prejuicios. «Somos una gran familia en la que todos sus miembros tienen su cometido», destaca Sorribes, consciente de la recuperación del acervo cultural castellonense. «El propio cronista oficial de la ciudad de Castellón, Antonio Gascó, habla de celebraciones atávicas» acompañadas de la danza y música en forma de verticalidad hacia el cielo, evoca Sorribes, que es presidente, además, de la Federació Coordinadora de Muixerangues del País Valencià.

Cinco lustros para la historia castellonense, «donde se forjan y se reencuentran los amigos». Y, sobre todo, «porque a la gente le gusta», destaca el presidente de la Conlloga, que añade que «allá donde vamos siempre somos muy bien recibidos». Una agrupación que ha tenido el privilegio de compartir tradición con las dos muixerangas de Algemesí, la tierra madre, el lugar sagrado de donde surge todo. Con 250 integrantes, la Conlloga Muixeranga logró reunir a más de 2.000 personas en las pasadas Fiestas de la Magdalena.

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