«Inasumible». Es la palabra más repetida por los portavoces de las organizaciones de agricultores cuando se les pregunta por la posibilidad de reconvertir sus terrenos a variedades que requieren del pago de elevados royalties. Pero hay soluciones para quien quiera asumir el riesgo en busca de beneficios, y en buena medida estas pasan por la administración pública. Y es que el Institut Valencià d’Investigacions Agràries (IVIA) es uno de los diferentes actores del sector agrícola que ahora trabajan en el desarrollo de mandarinas de autor.

El director de este instituto, Enrique Moltó, explicó que en la actualidad el programa de investigación en nuevos cítricos incluye un total de 15 variedades. Siete de ellas ya están en el mercado y son accesibles para los profesionales del campo tras el abono de unos cánones más moderados. Sus nombres son albir, alborea, clemenverd, coral, nero, neufina y milana. Todas ellas son mandarinas que tienen la particularidad de que se recolectan antes o después que las variedades tradicionales de Castellón, cuyo periodo se centra entre los meses de octubre y diciembre.

Un buen ejemplo de ello es la clemenverd. Según su ficha del IVIA, se trata de una mutación de la clemenules con buen calibre, con una corteza más resistente y con un nivel de acidez similar a la hernandina. Y lo más importante, se cosecha entre el 1 de enero y el 15 de febrero, justo un momento en el que la campaña habitual comienza a acabar. Lo mismo ocurre con la milana, cuya consolidación incluso permitiría alargar la campaña hasta marzo.

Moltó explicó que el objetivo de los programas de experimentación del IVIA es que los pequeños agricultores «tengan la posibilidad de optar por variedades que tienen mejores precios de mercado a un precio asequible». «Si también incorporamos unos modestos royalties es para mantener un control de lo que se planta y para obtener unos ingresos que permitan financiar nuevas investigaciones», añadió este experto.

El responsable del IVIA manifestó que no basta con obtener tipos de mandarinas híbridas que alarguen la temporada, sino que estas deben otras características. «Buscamos desarrollar mandarinas que no tengan hueso, que tengan buen sabor y un alto contenido en nutrientes, lo cual es indispensable porque pensamos que los consumidores tenderán a exigir cada vez más este tipo de información», indicó Moltó.

VARIEDADES TEMPRANAS

Hasta el momento, la mayoría de nuevas mandarinas son tardías, por lo que el responsable de al Unió de Llauradors, Carles Peris, explicó que también es importante desarrollar opciones tempranas porque es un momento en el que algunos países competidores, como los africanos, concentran buena parte de su campaña. En este sentido, el IVIA tiene en marcha una variedad, que por el momento se llama TRI-707, que respondería a esta demanda del sector, pues se recolecta ya a finales de septiembre.