Los controvertidos radares veloláser, también conocidos como mini radares, ya son toda una realidad en las carreteras españolas, después de una tímida introducción tras la Semana Santa por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT). Sin embargo, al menos hasta el momento, los conductores de la provincia no han tenido que preocuparse demasiado por este dispositivo de control de última tecnología, ya que según cifras de la Jefatura Provincial de Tráfico de Castellón, hasta mediados de septiembre únicamente impusieron 39 multas.

El motivo que explica este reducido número de denuncias relacionadas con excesos de velocidad es que el equipo veloláser no ha estado totalmente operativo durante todo ese periodo de tiempo, «debido a un incidente que ha imposibilitado su funcionamiento», tal y como manifiestan las mismas fuentes. Desde la Jefatura de Tráfico no detallan, sin embargo, qué tipo de problemas técnicos han surgido.

La instalación de estos dispositivos ha estado salpicada por la polémica desde que se anunció su puesta en marcha por parte de la DGT, ya que se denunciaba su peligrosidad --al instalarse en quitamiedos--, su legalidad e incluso un ánimo recaudatorio por parte de la Administración central.

En este sentido, el pasado mes de julio Mediterráneo se hizo eco del caso de un castellonense de 52 años que reclamaba ayuda en las redes sociales para pagar la multa por destrozar un radar de este tipo que estaba colocado a la altura de la Pelejaneta.

a golpes // Según explicó el hombre, tras darse cuenta de la presencia de este cinemómetro, paró su vehículo junto a una patrulla de la Guardia Civil y, tras una discusión con un agente, cogió el radar y lo golpeó dos veces contra el guardarraíl, con lo que quedó totalmente destrozado. Por ello, fue detenido y citado para dar declaración en el juzgado.

Mientras, los radares fijos de la provincia han continuado funcionando y durante los meses de julio y agosto cazaron a un total de 13.884 conductores, lo que supone una media de más de 231 denuncias cada día.