Nuevos datos sobre la siniestralidad en la CV-13 (la vía que une la CV-10 con Torreblanca desde el aeropuerto) evidencian que las carreteras gratuitas que atraviesan la provincia están colapsadas. Desde que el Gobierno impusiera en 2014 la prohibición de circular por la N-340 entre Nules y Orpesa y obligara a los camiones a desviarse por la CV-10 y después por la CV-13, el número de fallecidos anuales no ha bajado de tres en un tramo de solo 14 kilómetros.

En 2015 se registró el récord de muertos con ocho, pero es que el año siguiente fueron siete. Solo en 2017 bajó hasta tres, el mismo número que este ejercicio a falta de dos meses. Asimismo, los heridos también han ido al alza, registrando un tope de once en 2015 y sin bajar de cinco ningún año.

Estos datos sobre siniestralidad en la CV-13 se producen en la semana en la que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ha dejado entrever la posibilidad de que la AP-7 siga siendo una vía de pago tras el fin de la concesión. Precisamente, el director general de Infraestructuras, Carlos Domingo, ya dijo en declaraciones a Mediterráneo que una autopista gratuita provocaría una reducción «drástica» de la accidentalidad.

El senador de Compromís, Carles Mulet, que informó de los datos tras una respuesta del Gobierno, afirmó que la CV-13 es una «ratonera», pues «de ser una carretera comarcal se ha convertido en una vía de alta concentración de tráfico». A ello sumó las importantes pendientes y el hecho de que tenga solo un carril por sentido.