¿Eres más de los panellets o prefieres la calabaza? ¿Te gusta disfrazarte o comprarás flores para honrar a tus difuntos? El próximo jueves 1 de noviembre se volverá a vivir en la provincia la tradicional disyuntiva entre la tradicional visita a los cementerios y la compra de huesos de mazapán y piñones, con los disfraces de momias, monstruos y fantasmas que llenarán las calles de las diferentes poblaciones de Castellón. Y es que la fiesta de Halloween ha llegado para quedarse.

Tiendas de disfraces, empresarios de la hostelería y colegios de toda la provincia confirman el boom de una fiesta importada por los americanos pero que cada año cuenta con más adeptos.

La pregunta que muchos se formulan ahora es si la costumbre tan arraigada de visitar los cementerios seguirá ahí o, por el contrario, ya está siendo desbancada por otras prácticas llegadas directamente del mercado americano. De momento no se puede decir que esta moda haya reemplazado a la tradición, pero hay que decir que en la actualidad se está viviendo una especie de contubernio entre la castaña y la calabaza, o mejor dicho, entre Halloween y la clásica festividad de Todos los Santos.

El origen de Halloween

Lo que hoy conocemos como la Noche de Brujas o Halloween se celebraba hacen más de 3000 años por los Celtas, un pueblo guerrero que habitaba zonas de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia. Precisamente el 31 de octubre, los Celtas celebraban el fin de año con el Samhain, una fiesta pagana.

El origen de Todos los Santos

El Día de Todos los Santos es una solemnidad cristiana que tiene lugar el 1 de noviembre para las iglesias católicas de rito latino, y el primer domingo de Pentecostés en la Iglesia ortodoxa y las católicas de rito bizantino. No se debe confundir con la Conmemoración de los Fieles Difuntos. En este día la Iglesia celebra fiesta solemne por todos aquellos difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de «todos los santos». No se festeja sólo en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año; se celebra también en honor a todos los que no están canonizados pero viven ya en la presencia de Dios. Es frecuente que este día las grandes catedrales exhiban las reliquias de los santos.