Entre los 135 municipios con los que cuenta Castellón los hay para todos los gustos y colores. Xodos no se encontraría precisamente de entre los más grandes y poblados, pero sí entre los que poseen mayor encanto. Esta coqueta población está asentada a lomos del Penyagolosa en la comarca de l’Alcalatén. Es un pueblo construido sobre un peñasco conocido como la Roca (1.063 metros), cortada hacia el Noroeste por un impresionante precipicio de 100 metros de altura. La localidad es popularmente conocida por el paso anual de los ‘Pelegrins de les Useres’, a su regreso desde el techo de la provincia de Castellón. En su término se alza otra importante montaña como el Tossal de Marinet, que pese a sus nada desdeñables 1.467 metros de altura, queda eclipsada por el coloso situado ‘a un pas del cel’.

En las laderas de esta montaña, cuenta José Soler Carnicer en el libro ‘Leyendas y tradiciones de Castellón’, desde donde se extrae buena parte de la información de este artículo, abre su boca la cueva de la Roca de l’Àguila, ligada a la leyenda del Bou d’Or, una versión particular del Minotauro, con un hombre-toro, aunque en este caso sin laberinto (que sepamos). Cuenta la misma que cuando los musulmanes, que ocupaban estas tierras desde hacía varios siglos, tuvieron que abandonarla por el avance cristiano, escondieron los objetos de valor que no podían llevarse con ellos, pues pensaban que tiempo después regresarían para recuperarlos.

La cueva de la Roca de l’Àguila fue uno de los lugares elegidos. Y en un escondrijo de la misma los enterraron. Para mayor seguridad encantaron a un joven príncipe bajo la forma de un toro para que fuese el guardián. Así, cuando ellos regresasen desharían el encantamiento y recuperarían sus tesoros.

Como la vuelta de los musulmanes a las que habían sido sus tierras se dilataba en el tiempo, los lugareños intentaron sin éxito romper el sortilegio cumpliendo una serie de condiciones. Salvo que nadie diga lo contrario, hasta el día de hoy no se ha conseguido desentrañar... Es por ello, que según cuentan en Xodos, el tesoro sigue a buen recaudo esperando al valiente que lo recupere enfrentándose al temible toro. Aseguran que los bramidos se escapan de la cueva en las noches de tormentos, aunque los más escépticos apuestan por las ráfagas de viento. Cada cual que se quede con la interpretación que desee…

Un tesoro escondido en Xodos

Quien después de leer este artículo se anime a encontrar todas las riquezas que sepa que debe entrar en la cueva la misma Nit de Sant Joan antes de la medianoche llevando consigo una aguja de coser sacos bien afilada. En ese momento el toro arremeterá contra él y será entonces cuando deba clavar su ‘arma’ en el lomo de la res. Al instante, el toro se convertirá en una estatua de oro puro. Quien consiga llevar a cabo esta proeza debe saber que debe cargar con el toro de oro macizo hasta la salida sin volver la vista atrás en ningún momento.

Más datos sobre Xodos:

  • Casi en lo más alto del pueblo, la plaza de la Iglesia concentra la Iglesia parroquial de Sant Pere Apostol (S.XVII), con una nave de tres altares y campanario, la Torre Portal, una preciosa entrada porticada sobre la cual se encuentra "El Callís" y el acceso a través del Carrer Major a la Roca, magnífico mirador casi en precipicio sobre el paisaje de pinos y encinas. Allí observaremos el torreón del castillo árabe en ruinas que ha dominado toda nuestra ascensión.
  • La Casa Abadía y la Casa Capitular son ejemplos de la sólida arquitectura que conserva esta población. En la iglesia podremos admirar una cruz gótica del S.XVI de plata labrada con esmaltes, y una imagen de la Virgen con el Niño, en madera policromada.
  • El término municipal cuenta con un buen puñado de rutas que harán las delicias de principiantes y avezados senderistas. Entre ellas destaca la del Bassot del Mas de Blau, Pou de la Vega o Mas de la Vega.
  • Si visitas Xodos en pleno invierno, mete en tu equipaje por si las moscas unas cadenas, pues no es raro ver la población cubierta de nieve como en la imagen inferior.

Fuente: 'Leyendas y tradiciones de Castellón', de José Soler Carnicer