La Unió de Llauradors puso ayer números a lo que los profesionales del campo de Castellón ya intuían, esto es, que la cantidad de cítricos que entran en la Unión Europea (UE) procedentes de Sudáfrica aumenta campaña tras campaña. Un estudio del sindicato agrario cifró en un 10% el incremento de las importaciones europeas procedentes de este país, mientras en el caso de las mandarinas el auge se sitúa en un 11%. Esto se produce en el contexto de una temporada citrícola con muchas dificultades en la provincia, primero por la competencia del hemisferio sur y después por las lluvias.

El informe de la Unió evidencia, en palabras de su secretario general, Carles Peris, que el acuerdo del 2016 entre Sudáfrica y la UE tiene «efectos muy positivos para la naranja de este país y muy negativos para la autóctona». Dos años después de la firma de ese acuerdo, el 2018 será el primero en el que se superen los dos millones de cítricos sudafricanos en los lineales europeos.

Las consecuencias para los productores locales no terminan ahí, puesto que en el estado africano también aumenta un 11% la superficie cultivada de cítricos. Esto, según Peris, «provocará que conforme estos plantones vayan produciendo frutos, el problema actual se agrave aún más».

PRECIOS MÁS ALTOS // Y, por si todo esto fuera poco, el sindicato agrario también denuncia que los precios de exportación logrados por Sudáfrica van al alza desde que se cerrara el acuerdo comercial. Así, si en 2016 la media de las mandarinas tardías llegadas desde ese país se situaban en 0,67 euros/kilo, este año ya están en los 0,91 euros kilo. Entre los motivos que explican esta cuestión destaca el hecho de que, a diferencia de lo que ocurre con la clemenules, con la que España llena los mercados de fruta, al inicio de la campaña hay margen para otras variedades. Y, en este nicho, las mandarinas sudafricanas ganan la partida a las autóctonas marisol o satsuma, muchas de las cuales ya no se recogerán esta temporada.

La mayor parte de los cítricos del hemisferio sur llegan a puertos de Portugal, Holanda y Reino Unido, que según Peris son «los más laxos de Europa en materia fitosanitaria». La Unió propone que los puertos españoles, «más preparados», recuperen protagonismo en la recepción.