¿Le suena la expresión no hay moros en la costa? Seguro que la ha pronunciado decenas de veces. Significa que el camino está despejado, que no hay peligro inminente. Lo que quizás no sepa es que la frase tiene más de 500 años, cuando los habitantes de la costa de Castellón miraban al mar con temor. El Mediterráneo era sinónimo de peligro. Entre finales del siglo XVI y principios del XIX llegaron decenas de piratas y corsarios que saquearon municipios como Xilxes, Orpesa, Vinaròs, Castellón o Burriana. Robaban animales, destruían todo lo que encontraban a su paso y secuestraban a sus vecinos para usarlos como galeotes, venderlos como esclavos en el norte de África o exigir un dinero a cambio de su libertad. La población tenía miedo y para protegerla empezaron a construir por toda la costa provincial torres de vigía. En Castellón levantaron 18. Dos de ellas las edificaron en Benicàssim: la de Sant Julià (ya desaparecida) y la emblemática torre de Sant Vicent. Esta última acaba de ser rehabilitada y se ha convertido en un centro de interpretación que muestra el contexto histórico en el que se alzaron las atalayas de Benicàssim. Desde el viernes, la torre está abierta para que el público pueda visitarla y así se mantendrá de manera permanente.

Una sala con paneles informativos y mesas táctiles, otra donde se muestra un video-documental y una experiencia de realidad virtual, un cañón de 6 libras del siglo XVII en la azotea, audioguías en cinco idiomas... son algunos de los elementos que el visitante encontrará en una atalaya que fue restaurada completamente en el año 2017, con cargo al programa del 1,5% cultural del Ministerio de Fomento. «El centro de interpretación de la Torre de Sant Vicent es un ejemplo de que Benicàssim cree en su patrimonio, cree en el valor de su historia, y cree también en la necesidad de poner en valor ese patrimonio», apunta la alcaldesa del municipio, Susana Marqués.

José Albelda es, posiblemente, una de las personas que más conoce la historia de la Torre de Sant Vicent. Historiador y arqueólogo de la empresa Aqueocas, se ha encargado de coordinadar todo el trabajo museístico y de puesta en valor de la atalaya. Para ello ha realizado un minucioso trabajo de investigación, consultando decenas de documentos y ha llegado a la conclusión de que la historia de Benicàssim no se entiende sin la torre. O, mejor dicho, sin no hubiera sido por la torre es muy probable que el municipio no existiría. «En la Olla de Benicàssim los intentos de asentamiento llevados a cabo por Violant de Casalduch para atraer a nuevos vecinos habían tenido escaso éxito entre 1589 y 1593», explica. Y cita un ejemplo: la tercera Carta de Población se otorgó en septiembre de 1603, apenas unos años después de finalizarse la construcción de la torre.

Bien de interés cultural

Protegida bajo el reconocimiento de monumento desde 1949 y declarada bien de interés cultural (BIC) desde el 2001, la torre de Sant Vicent fue construida entre 1597 y 1599. Con 11,5 metros de anchura y 13,5 de altura, la atalaya presenta planta cuadrada, con mampostería de piedra y sillería en los ángulos. Está dividida en tres cuerpos: el primero es macizo para evitar que los atacantes a la torre pudieran romper los muros y penetrar en ella. Junto a él estaban las caballerizas, con un patio de acceso a la torre. Al segundo cuerpo (planta principal) se accede desde una puerta elevada situada a más de 2 metros sobre el suelo. Su sala principal cuenta con un techo abovedado que llega a los 5 metros de altura, una chimenea y una escalera de caracol por la que se accede a la planta superior. El tercer cuerpo, la azotea, es una terraza protegida con 4 cañoneras y dos torrecillas circulares en las esquinas que dan al mar. Desde allí era, probablemente, donde se gritaba la frase ¡moros en la costa!

Horarios de visita

Hasta abril, excepto Semana Santa:

- Viernes y sábados de 10:00 a 13:00 y de 16:00 a 18:00

- Domingos y festivos de 10:00 a 14:00

Semana Santa y de mayo a septiembre:

- Abierto de martes a domingo de 10:00 a 13:00

- Semana Santa, mayo y septiembre de 16:00 a 19:00

- Junio, julio y agosto de 18:00 a 21:00

Visitas guiadas con realidad virtual:

- Semana Santa y de mayo a septiembre los sábados y domingos

- Hasta abril, excepto Semana Santa los domingos por la mañana