El etarra Gorka Lupiáñez, ya condenado a 11 años de cárcel, ha negado este viernes haber secuestrado a una familia y haberle robado una autocaravana que sus compañeros hicieron explotar en agosto de 2007 en el término municipal de Les Coves de Vinromà.

De haber participado en esos delitos, lo habría dicho: "Nunca he tenido ningún problema en explicar lo que haya hecho", ha declarado Lupiáñez en el juicio celebrado contra él en la Audiencia Nacional que ha comenzado este viernes y continuará con las pruebas periciales el próximo 8 de marzo.

LA FISCALÍA PIDE 50 AÑOS // La Fiscalía pide una pena de 50 años de cárcel por los delitos de detención ilegal, robo con intimidación y tenencia o depósito de explosivos y una indemnización de 41.206 euros a sus víctimas.

A Lupiáñez se le acusa por lo hechos ocurridos en la madrugada del 24 de agosto de 2007, cuando, según la Fiscalía, él y otros tres irrumpieron armados y cubiertos con pasamontañas, en la autocaravana de una familia cuyos miembros se encontraban dentro, en la localidad francesa de Messanges-Plage, en Las Landas.

Los asaltantes se identificaron como miembros de ETA, amenazaron a la familia para hacerse con las llaves del vehículo, y los retuvieron contra su voluntad durante tres días.

Durante ese período de tiempo, sus compañeros se llevaron la autocaravana hasta Castellón y, en un intento de atentar contra una torre de Red Eléctrica, la hicieron explosionar a siete kilómetros de la localidad de Les Coves de Vinromà.

En la vista, el acusado ha negado estar relacionado con dichos hechos y ha manifestado que sostuvo una cita con los miembros de ETA Aitzol Iriondo y Oihan Barandalla el 17 de agosto de 2007 para retomar el contacto con la organización terrorista tras perderlo por la detención de su jefe unos meses antes.

Lupiáñez ha relatado que la cita tuvo lugar en la comuna francesa de Dax, situada en Las Landas, donde fue recogido en un coche, e hizo una parte del trayecto "con los ojos tapados", posteriormente lo llevaron a una casa, donde pasó una noche y al día siguiente fue trasladado al mismo sitio donde fue recogido.

El acusado afirma que estos eventos "no llegaron ni a 24 horas", y que no sabe por qué fue llevado a aquella casa, en donde le facilitaron un saco de dormir.

También ha añadido que fue detenido el 6 de diciembre de 2007 por la Guardia Civil, durante cinco días "muy largos", con torturas para sacarle información, y ha señalado que, a pesar de no haber sido interrogado sobre estos hechos, si él hubiese participado en ellos "que no quede ninguna duda de que ahí hubieran aparecido".

Esta versión ha sido corroborada por los dos miembros de ETA mencionados anteriormente que han declarado como testigos en el juicio, que además han negado que el acusado tuviera algo que ver o hubiera coincidido con el secuestro de la familia española.

LOS PADRES CONFIRMAN EL RELATO DE FISCALÍA // Por su parte, los padres de la familia han confirmado el relato de la Fiscalía aunque han manifestado que los secuestradores llevaban capuchas y "no se les veía mucho la cara".

Asimismo han añadido que en algunos de los trayectos los llevaban con los ojos tapados y cinta en la boca, que una de las noches los encadenaron a la cama -aunque no a su hijo de cuatro años- y que uno de los etarras durmió en la misma habitación que ellos en la primera noche.

Las dos víctimas han manifestado que como consecuencia del secuestro han sufrido de estrés postraumático y han tenido que ser tratados médicamente.