El 11% de los estudiantes universitarios es de clase baja frente al 55% de los alumnos de grado y el 58% de máster, que es de clase alta. Así lo refleja un estudio hecho a alumnos de las universidades de la Comunitat, Cataluña, Baleares y Andorra, realizado por de la Xarxa Vives d’Universitats en el que ha colaborado la UJI y que fue presentado ayer en Barcelona en un acto al que asistió la rectora de la UJI, Eva Alcón.

El citado informe ve en la educación superior un ascensor social. En concreto, el 36% cree que le ayudará a ascender de estatus. La cifra ha mejorado respecto el anterior estudio, en 2016, cuando solo lo creía el 25%.

Asimismo, el 75% se dedica de forma casi exclusiva a los estudios. Solo un 5% trabaja a tiempo completo. Su principal ingreso son los padres (58%). El segundo son las becas, a pesar de que seis de cada diez no recibe ninguna.

Más de la mitad (52%) compagina trabajo con estudios, bien durante el curso o en vacaciones. No obstante, el 63% continúa residiendo en el hogar familiar.

Además, la investigación refleja que las mujeres son más disciplinadas y constantes en el estudio. La proporción de féminas que muestra un nivel alto de dedicación (más de 40 horas semanales) es superior a la de los hombres: 40% frente al 34%.

No obstante, las carreras reproducen las tareas del ámbito doméstico marcadas por el género. Ellas se orientan hacia las áreas de salud y de cuidados, mientras que ellos hacia las que tienen que ver con el espacio exterior de poder y de toma de decisiones.

La movilidad internacional es el reto pendiente. Solo el 8% la ha hecho, a pesar de que hasta un 37% piensa acometerla.

Los de clase alta estudian más en el extranjero (10%) que los de la baja (4,7%). Y nuevamente, el sostén de las familias es esencial para llevarla a cabo: sobre todo por los progenitores (63%), subvenciones y préstamos (19%) y financiación propia (16%).

Otro dato relevante es que solo el 11% participa en órganos de gobierno de la Universidad.