¿Se puede ser pensionista y tener tan solo 45 años? La respuesta es sí. Y aunque la mayoría nunca pensó en serlo, la realidad es que en Castellón son más de 12.500 las personas que perciben una pensión antes de que les llegue la hora de la jubilación. ¿El motivo? Tener una enfermedad que les impide continuar desarrollando su profesión con normalidad.

De las 12.531 personas que en la provincia perciben una pensión por incapacidad permanente, 7.896 tienen entre 40 y 59 años, es decir, el 63% del total. Otras 797 tienen entre 20 y 39 años, mientras que la edad de otros 3.803 oscila entre los 60 y los 64 años, según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, cuyas estadísticas reflejan cómo la cifra de beneficiarios no ha parado de aumentar hasta cerrar el 2018 con un máximo histórico. Hace diez años, el número de beneficiaros eran 10.368 en la provincia, con lo que la cifra total ha aumentado en un 22%.

Pero más allá de las cifras, lo que preocupa a los expertos es la situación por la que atraviesan todos aquellos que tienen entre 40 y 60 años y que cobran una pensión de incapacidad permanente. Y preocupa por dos razones. «La primera es que, la mayoría, tienen unas pensiones muy bajas. Su dolencia les impide trabajar, por lo que se ven abocados a vivir con los escasos ingresos que reciben de su pensión y obligados, en muchos casos, a recurrir a la ayuda de la familia», asegura José Luis Hernández, director del Gabinete de Estudios de la Unión Sindical Obrera (USO), que ha elaborado un informe sobre la situación por la que atraviesa este colectivo en España y que reclama medidas legislativas que protejan a los enfermos crónicos que llegan a la situación de incapacidad permanente.

El segundo motivo es que estos jóvenes pensionistas han dejado de cotizar, puesto que están fuera del mercado laboral y, una vez se jubilen, cobrarán unas pensiones muy bajas. «Se trata de un colectivo que sufre un doble drama. Por una parte vive con una pensión que ni siquiera les da para pagar sus tratamientos médicos. Por otra parte, cuando llega la jubilación tienen una paga muy baja», dice el responsable de USO.

Conseguir la incapacidad no es sencillo. En muchas ocasiones hay que superar cientos de obstáculos y, durante ese proceso, la condición del demandante es la de parado, por lo que tienen que subsistir con el subsidio de desempleo primero y las ayudas asistenciales después. Una vez reconocida su incapacidad el panorama no es mucho más halagüeño: en Castellón más de la mitad de estas pensiones con de incapacidad permanente total, que tienen una cuantía media de 775,81 euros mensuales, frente a la media de todas las incapacidades que asciende a 937,57 euros.

Las prestaciones por incapacidad permanente se dividen en tres categorías: gran invalidez, incapacidad absoluta e incapacidad total. Las de gran invalidez, que en Castellón tienen 416 perceptores, alcanzan los 1.872 euros mensuales. Se trata de personas que no pueden valerse por sí mismas, por lo que a la pensión se le añade un complemento destinado a pagar al cuidador.

La de permanente total es la pensión de incapacidad más frecuente en Castellón. La reciben 7.809 personas y la cuantía media es de 775 euros, dado que solo cobra el 55% de su base reguladora.

«La incapacidad permanente total para la profesión habitual inhabilita al trabajador para realizar las labores principales de dicha profesión, pero puede dedicarse a otra distinta, mientras que la absoluta inhabilita para cualquier oficio o profesión», explica Fernández. En la provincia en esta categoría están 4.399 personas y reciben 1.146 euros.