Adictos a estupefacientes, alcohol, juego, pornografía y otras cosas del mismo cariz. Caen en ellas muy pronto, a los 14 años e incluso antes. Suelen empezar con el botellón. El peor es el binge drinking o atracón alcohólico, lo práctica uno de cada cuatro jóvenes de 15 años, beben hasta perder el sentido.

Siguen los estupefacientes, los porros y la marihuana son usuales entre la muchachada y lo ven como lo más normal, no son conscientes del riesgo que corren y de la cantidad de problemas que se les viene encima. El 2% de los menores los consume a diario, uno de cada tres lo ha probado. Provoca dificultades perceptivas y en el estudio lo que acarrea fracasos escolares, alteraciones del sueño y del apetito, dejadez, irritabilidad y nerviosismo. Crea adicción, enfermedades pulmonares, cardiacas, psicosis y esquizofrenia. Solo les preocupa fumar, lo que produce roces con la familia y los amigos que se niegan a seguirles y se rodean de drogadictos. Algunos que se creen espabiladillos empiezan a trapichear para pagarse el vicio, se convierten en camellos y en consecuencia en delincuentes, quizás sin darse cuenta real de lo que hacen, son unos irresponsables.

ESTA perniciosa costumbre, o se deja pronto y se queda como experiencia juvenil o te convierte en toxicómano, arruina la vida, y suele acabar en la muerte. A los causantes de esta desgracia, hay que meterlos en la cárcel y endurecer las penas. A los chavales darles comprensión y apoyo para ayudarles a salir del hoyo y enseñarles que a veces lo mejor es decir que no.

*Notario