El informe de calidad del aire de Ecologistas en Acción alerta de que, pese a que la inestabilidad atmosférica alivió la situación, los casi cinco millones de habitantes de la Comunitat respiraron aire contaminado. En el año 2018 hubo una reducción general de los niveles de contaminación de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre, que recuperó aparentemente la tendencia decreciente de estos contaminantes iniciada en 2008 con la crisis económica.

Sin embargo, la contaminación generada por el tráfico rodado y la industria (en el caso de Castellón en áreas industriales, especial en la cerámica) se extendió por todo el territorio afectando a zonas más alejadas y rurales en la forma de ozono troposférico.

En toda la Comunitat se detectó un alto nivel de estas partículas, superior a los valores recomendados por la OMS, pero en especial en Morella, que registró mala calidad del aire en uno de cada dos días del año, la segunda peor situación en todo el Estado.

Si se toman los estándares más laxos de la normativa, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales serían habitantes del interior de las zonas del Cèrvol, Júcar, Els Ports, Cabriel y Bética Serpis.