El alcohol es la sustancia psicoactiva de consumo más generalizada entre los estudiantes de Castellón de entre 14 y 18 años. Lo dicen las encuestas. El 75,1% de los adolescentes ha consumido alcohol alguna vez en su vida. Seis de cada 10 se han emborrachado y uno de cada tres lo ha hecho en los últimos 30 días. Son las últimas cifras que maneja el Ministerio de Sanidad, cuyos expertos ponen el acento en un fenómeno cada vez más extendido: el atracón o binge drinking, una práctica importada de los países anglosajones cada vez más consolidada y que supone beber grandes cantidades de alcohol en poco tiempo. Borracheras exprés que suelen tener un efecto directo en forma de comas etílicos. Y eso explica por qué en muy pocos años, los menores de la provincia atendidos en los hospitales por abusar del alcohol se han triplicado.

Pese a que la edad de inicio en el consumo de alcohol se mantiene estable en torno a los 13 años o incluso ha bajado ligeramente, lo que sí ha cambiado es la forma de beber. «Se ha adoptado un patrón de consumo anglosajón, que consiste en beber pocas veces al año pero hacerlo a lo bestia, con el objetivo de emborracharse», describe José Gisbert, responsable de la Unidad de Prevención Comunitaria de Conductas Adictivas (UPCCA) de Vila-real. Este departamento realizó el año pasado una encuesta y una de las conclusiones fue que uno de cada cinco adolescentes que toma copas busca emborracharse.

Muchos de esos adolescentes que en fiestas y fines de semana beben cinco o más copas en dos horas acaban en el hospital. Porque a la misma velocidad que se ha extendido el binge drinking han aumentado las atenciones por intoxicaciones agudas por alcohol. En 2018, los hospitales públicos de Castellón atendieron a 186 menores de edad por comas etílicos, el triple que durante el 2016, según datos de la Conselleria de Sanitat. En 2017 fueron 100, mientras que un año antes la cifra ascendió a 61. «Casi el 70% de los menores que acuden a urgencias lo hacen por episodios de problemas relacionados con el alcohol», explican desde el departamento que dirige Ana Barceló.

Pese a que las cifras muestran claramente que las urgencias por abuso de alcohol se han disparado en muy poco tiempo, en la estadística que maneja la Conselleria de Sanitat faltan muchos datos y el número total, sin duda, es mucho mayor. Lo es porque estas estadísticas se refieren solo a las urgencias hospitalarias. Los adolescentes atendidos en ambulancias o centros de salud de la provincia no están incluidos, por lo que el resultado final podría ser todavía menos tranquilizador.

EL VERANO, UNA ÉPOCA CRÍTICA

Los adolescentes de la provincia que beben para emborracharse crecen y los expertos apuntan a que el paso al instituto, a los 12 años, es un momento delicado. En la ESO los chicos empiezan a sentirse mayores, empiezan a salir de fiesta y eso, en muchos casos implica, consumir alcohol. Y el lugar donde muchos se inician en el consumo es en las fiestas de los pueblos. De hecho, y de acuerdo con los resultados de un estudio que dio a conocer a principios de año el Ayuntamiento de Nules, en las fiestas «se detecta un consumo generalizado a partir incluso de los 12 años».

Las encuestas dan un resultado claro y los expertos insisten. «El consumo de alcohol entre menores, en general, se ha estabilizado, pero el de riesgo, con borracheras, aumenta. Hay muchos jóvenes deportistas, que llevan una vida muy sana, pero hay otros que consumen mucho», sentencia el responsable de la Unidad de Prevención de Vila-real.

Más allá de las estadísticas, los expertos aseguran que las borracheras rápidas tienen un profundo impacto en cerebros aún en formación y, además, se multiplica el riesgo de tener futuros problemas de abuso de alcohol. «Si un adolescente asocia ocio con alcohol aumentan las probabilidades de que acabe teniendo serios problemas de adicción», explican desde el gabinete psicológico de Araca, la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados La Alameda de Castellón. La entidad no trata a menores pero, sin embargo, sí advierte que la media de edad de las personas a las que ayuda está bajando. Y aumentan las mujeres que piden tratamiento.