Cuatro meses después de nacer sus hijas, Eduardo se quedó en paro. Es ingeniero y en el 2010 la crisis del ladrillo le pegó fuerte. En un abrir y cerrar de ojos en el despacho en el que trabajaba dejaron de llegar pedidos. Los clientes se esfumaron, pero tenía que seguir pagando la hipoteca. ¿La solución? Hacer las maletas y poner rumbo a Londres. «Nos marchamos mi mujer y yo, las gemelas, cuatro maletas llenas... y mucho dolor. Me fui con un buen contrato laboral y a los dos años mi mujer también encontró un empleo», cuenta este vecino de Castellón de 44 años. De eso hace ya siete años. Y aunque la vida en Reino Unido les va bien, empiezan a pensar seriamente en volver. Pero no quieren hacerlo a cualquier precio. «Sabemos que hay mucho más trabajo que cuando nos marchamos, pero nuestra familia y amigos nos dicen que la mayoría son empleos precarios», explica.

Al igual que Eduardo, decenas de jóvenes de Castellón que entre el 2010 y el 2015 se marcharon al extranjero en busca de una oportunidad laboral están pensando en regresar a la provincia. Es más, muchos de ellos ya lo han hecho. Durante el 2018, y según los últimos datos que maneja el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 447 españoles residentes en el extranjero hicieron las maletas y volvieron a Castellón, un 12,3% más que un año antes (en el 2017 los que volvieron fueron 398) y casi el doble que en el 2014, cuando los que regresaron ascendieron tan solo a 226.

En el conjunto de la Comunitat Valenciana la tendencia es la misma y las bajas consulares ascendieron a 6.378 (casi 500 más que durante el 2017), mientras que a nivel nacional regresaron 69.710 personas. Y aunque estos datos no son totalmente representativos, (no todos los españoles se registran en los consulados de los países de destino y, por lo tanto, cuando regresan, no tienen la necesidad de darse de baja) sí dan muestra de que los emigrantes empiezan a regresar.

la Emigración ya no es forzada // Pese a que el flujo de salida no se ha interrumpido (la cifra de ciudadanos de Castellón que viven en el extranjero sigue aumentando), todas las cifras oficiales constatan que los que regresan son cada vez más. Y, además, los que se marchan también descienden. Un ejemplo. El año pasado, 834 españoles dejaron la provincia para marcharse a vivir al extranjero, un 20% menos que cinco años antes. La movilidad internacional, pese a descender, sigue siendo fuerte y los expertos apuntan a que la causa está en que cada vez es más frecuente que los jóvenes pasen una etapa de su vida en el extranjero para completar su formación o lograr su primera experiencia profesional. Sin embargo, esta emigración ya no es forzada por la crisis, sino fomentada por la recuperación.

La inmigración se ha frenado como también lo ha hecho el número de profesionales sanitarios que solicitaban el certificado para irse a otros países a ejercer. En Castellón, y durante los siete primeros meses de este año, el Colegio de Médicos ha expedido cinco certificados, mientras que durante todo el 2018 fueron 14. Las cifras distan mucho de los 38 que se entregaron en el 2012. «Es un hecho constatable que en Castellón faltan médicos, sobre todo en atención primaria y pediatría. Y, además, no todo el mundo que solicita el certificado acaba marchándose fuera», explican desde el Colegio de Médicos.