Castellón alcanzó el año pasado un saldo migratorio --la diferencia entre inmigrantes y emigrantes-- de 4.039 personas, gracias al empuje de los extranjeros. Así se confirma una tendencia que ya empezó a registrarse en el 2017, cuando este valor fue de 2.198, frente a los datos negativos acumulados en años anteriores, llegando en el 2014 a un saldo de -5.777, según la estadística de variaciones residenciales publicada por la Generalitat.

En el conjunto de la Comunitat, esta cifra se situó en 46.750, 22.000 más que el ejercicio anterior. Entre los municipios con un mayor saldo migratorio, es decir, que recibieron a un mayor número de extranjeros, se encuentran Almassora, seguida de Benicarló, Vinaròs, Vila-real, Castelló, Burriana, Onda y la Vall d’Uixó. Se trata de localidades con un importante dinamismo económico que atraen a ciudadanos foráneos en busca de oportunidades.

Según el profesor de Geografía Humana de la Universitat Jaume I Javier Soriano, es importante a nivel demográfico que se recupere el flujo de entrada «porque la provincia no cuenta con suficiente población debido a las bajas tasas de natalidad», subraya.

La mejora económica ha sido clave para que Castellón siga siendo «foco de atracción» para los inmigrantes debido a las características que presenta el mercado laboral de la provincia con sectores fuertes como la agricultura, la construcción o el turismo que requieren de mano de obra barata. «Muchos de los que vienen realizan trabajos que los que viven aquí no quieren desempeñar por las condiciones», explica Soriano al respecto.

MÁS COTIZANTES

La inclusión en el mercado de trabajo de los ciudadanos foráneos lo ponen de manifiesto los datos de afiliaciones a la Seguridad Social. La provincia cuenta con 33.112 extranjeros cotizando, lo que supone 1.570 más que hace justo un año, es decir, un 4,98%.

El dato positivo del saldo migratorio refleja que la provincia gana población, a pesar de la bajada paulatina de la natalidad. Esto se debe al retorno de inmigrantes debido a la mejora de la situación económica y las mayores posibilidades de empleo.

Y es que, como informó Mediterráneo, Castellón ganó el pasado año cerca de 3.000 habitantes, pasando de 576.878, en enero del 2018, a 579.893, en el mismo periodo de este ejercicio, según los datos provisionales del Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE). Las cifras del saldo migratorio y del número de habitantes no suele coincidir, como indica Soriano, porque algunos de los inmigrantes optan por no empadronarse.

RUMANÍA Y MARRUECOS

El año pasado vivían en el conjunto de la provincia 84.065 extranjeros, casi 3.000 más que en el 2017, cuando la cifra se situó en 81.343. Rumanía (38.231) y Marruecos (15.784) son los dos principales países de origen de los inmigrantes que eligen Castellón como residencia.

Las estadísticas del padrón recogen que 90 de los 135 municipios de la provincia tienen actualmente menos de 1.000 habitantes. En concreto, 18 localidades no superan los 100 vecinos.