Cincuenta años son muchos años. «Después de tanto tiempo ya podemos estar satisfechos por mantenernos de pie», bromea Antonio Esteban, homenajeado la pasada semana junto a José Alemany por el Colegio de Abogados de Castellón con ocasión de sus Bodas de oro en la profesión. Los letrados han dedicado su vida a un trabajo del que solo tienen buenas palabras. «Soy de Onda y cuando vine empecé de cero, así que le debo lo poco que soy a la abogacía», reconoce Esteban.

Cuando se les pide que echen la vista atrás, Alemany recuerda que tuvo que emigrar a Oviedo para estudiar Derecho, donde compartía curso con solo 47 compañeros, mientras Esteban lo hizo en València, con 65 alumnos en su promoción: «Cuando comenzamos en Castellón éramos 86 abogados en toda la provincia; ahora existen más de 1.600 colegiados». No consideran que la cifra sea exagerada, pues "Castellón es una provincia con mucha actividad económica. Es cierto que la crisis golpeó a todos los sectores, incluido el nuestro, pero debe haber espacio para todos", añaden.

Casos para recordar

Les cuestionamos por los cientos de pleitos que han pasado por sus manos. Con modestia, el presidente del Consejo Valenciano de Colegios de Abogados, con 34 años en diferentes juntas directivas del colegio local, Antonio Esteban, echa balones fuera: «Soy un abogado humilde que no ha llevado causas importantes. Me he centrado en transacciones, temas de gestión y asuntos extrajudiciales, pero sí me marcó al principio cómo gente modestísima me agradecía que le solventase sus problemas».

Más concreto se muestra al respecto José Alemany: «Recuerdo sobre todo dos. El primero, un caso penal contra el que era director de la Caja Rural de Moncofa, donde me crié. La primera denuncia llegó en febrero de 1981 y el juicio terminó en noviembre de 1993. Defendía a la buena gente del pueblo porque no se habían portado bien con ellos, y ganamos». Hubo otra sentencia que, según admite, le hizo sentirse especialmente satisfecho: «Un chaval de 23 años, que se iba a casar en una semana, fue arrollado cuando conducía su moto y se quedó inmóvil de cintura para abajo. Pedimos un millón de pesetas de indemnización y, aunque al principio se veía como una barbaridad, alegué que en Madrid ya se había dado esa cantidad, y pregunté si valía más un accidente allí que aquí. El joven se llevó el millón, que era lo mínimo que merecía porque iba a necesitar una persona que le atendiera 24 horas al día».

Sobre el porqué escogieron este trabajo, Antonio Esteban recuerda lo siguiente: "Estudié el Bachillerato de Letras y estaba entre Filosofía e Historia o Derecho. Finalmente no sé por qué escogí Derecho, porque creo que me gustaba más Filosofía e Historia, pero no me he arrepentido nunca de esa decisión". Por su parte, Alemany afirma que en un principio podría haber emprendido incluso carrera como militar, pero un familiar le hizo desistir: "Me dijo que siempre tendría alguien dándome órdenes y no serviría para obedecer, aunque soy muy fácil de llevar", afirma entre sonrisas.

En lo que coinciden es a la hora de señalar «el alto nivel actual de la abogacía en Castellón», al tiempo que debido a la experiencia y prestigio que atesoran se aventuran a lanzar algunos consejos a los estudiantes de Derecho: «Tienen que ser serios, honrados y estudiar mucho para estar al día con las leyes. Además hay que centrar el ámbito de interés para presentar una oferta diferenciada. Si todo el mundo ofrece lo mismo la competencia es brutal. Después, cada uno puede derivar un caso a otro compañero especialista en la materia sin perder el cliente. Sale ganando el abogado y el cliente porque le resuelves el problema».

Franco y el ‘procés’

También se mojan estos expertos en leyes en dos de las sentencias que están más en boga: La exhumación de Franco y el procés en Cataluña. Sobre la primera, Antonio Esteban subraya lo siguiente: «Era una anomalía democrática que el dictador estuviera en un mausoleo, en un espacio público sujeto a la veneración. Personalmente lo veía inadmisible y me parece muy bien que se haya hecho». En lo que respecta al caso catalán, Alemany apostilla: «Marchena llevó muy bien el caso, con una decencia impresionante», a lo que responde Esteban: «Son 493 hojas a doble cara, así que no me la he podido leer, pero creo que está bien armada y la sedición es la pena adecuada, no veía rebelión. Fue un juicio impecable».

Antes de concluir, y casi al unísono, estas dos instituciones de la abogacía provincial señalan que «esto es mucho más que un medio para ganarte la vida. En esta profesión los ciudadanos confían intereses fundamentales que afectan a su condición»; y bien que los han defendido estos años.