El pleno del Ayuntamiento de Castelló sirvió de arranque oficioso de la campaña electoral. Con el cuerpo en el salón de plenos y la mente en el 10-N encararon los partidos el orden del día, que aprobó como aspectos más relevantes la nueva ordenanza de autocaravanas, la revisión al alza de la tarifa del agua y el reajuste de las anualidades de las reformas aplazadas en tres colegios.

Fue precisamente el plan Edificant el que abrió hostilidades. Se puede decir que la oposición insistió con el capote y el equipo de gobierno terminó entrando al trapo. La edila de Ciudadanos Paula Archelós se refirió al mismo como Erradicant, lo tachó de «verdadero fracaso» y preguntó si el problema era que el PSOE no quiere «enfadar a los socios de (Pedro) Sánchez que están mejor financiados que nosotros». María España, la concejala del PP, habló de plan Enganyant, aseguró que el Ayuntamiento no había hecho «nada en cinco cursos» e instó a Francesc Mezquita, el concejal de Educación del Ayuntamiento, a «pedir perdón a las familias» por los retrasos en el CEIP Vicent Marzà, el CEIP Herrero y el Sebastián Elcano. Mezquita salió al atril para explicar que las obras empezarán en el año 2020, cuando acabe el presente curso, y que no entraría en «polémicas estériles».

Réplicas // Esa actitud en duró poco. Tras las réplicas, en las que Archelós añadió «que no solo la izquierda debe pedir perdón, ustedes (el PP) también una y mil veces», por el pasado, la edila España dijo que jamás pediría perdón por «los 100 millones de euros invertidos desde 2003», y sacó otro nombre para el plan: Excusant. «Solo excusas», apuntó, «esta situación es fruto de la desidia». Ahí la bola volvió a Mezquita. La voleó. «Hay dos modelos de política educativa», resumió el de Compromís, «el del PP, Ciegsa, que usó la construcción de colegios para enriquecerse, y Edificant, que quizá no sea aún perfecto, pero seguro que es mejor que aquel ecosistema corrupto».

Pasado // La tónica de la discusión Edificant se repitió con algún matiz. El pasado es un fantasma que se le aparece con frecuencia al PP. Revoloteó la sala con el debate sobre la moción fallida sobre las tascas -donde el edil Fernando Navarro, de Podem, no quiso hacer sangre y la portavoz popular Begoña Carrasco acabó hablando de Don Juan Tenorio- o con las quejas por las modificaciones de crédito, al hilo de la ley Montoro. Como fuere, los populares salieron al ataque en absoluta clave electoral. La alcaldesa Amparo Marco, que había intervenido con Edificant para matizar que «en esto Sánchez no tiene nada que ver» y reivindicar las actuaciones en 20 colegios, añadió que si algo debía dar vergüenza eran los casos de corrupción del PP, que recitó de carrerilla. El popular Vicent Sales le acusó entonces de «dar un mitin».

Frases // Del juego electoral no se salió. Un «olviden que estamos en campaña» de David Donate, edil de Hacienda, no cambió el rumbo, como tampoco un «la campaña empieza a las doce, por si alguno no se ha enterado», del concejal de Ciudadanos Vicente Vidal. El popular Sergio Toledo dio en un momento dado la «bienvenida a Ciudadanos a la oposición, que parecía del gobierno», porque Vidal había explicado su voto favorable a las modificaciones de crédito con un «cuando las cosas se hacen con rigor hay que apoyarlas». También dio Toledo la «bienvenida al pleno a Vox, porque no interviene nunca».

Muchas veces el debate no pasó del artificio, como el relativo a los impuestos, en los que el gobierno pidió unas propuestas específicas que nadie tenía, más allá del «hay que bajar impuestos», o como el de las autocaravanas donde, tras echarse los trastos a la cabeza, la ordenanza se aprobó por unanimidad. «Sinceramente no lo entiendo», finiquitó la alcaldesa Marco.