«Si construyeran otro al lado, se llenaría enseguida». Lo afirma un autocaravanista experto, el belga Phillipe De Beir, respecto al párking del aeroclub de Castelló, donde llegó hace varios días y donde planea estar varios más. No sabe cuántos porque no ha hecho planes. Esa es la nota predominante entre los usuarios de este espacio, jubilados extranjeros a los que no agobia el reloj. Si empieza a hacer mal tiempo se irán. Si no, se quedarán. No hay prisa.

Este espacio ha ido ganando en popularidad desde que en el 2017 el Ayuntamiento decidiera promocionarlo fuera de la temporada estival como zona en la que aparcar autocaravanas. Ayer había unas 100 estacionadas, pero el pasado fin de semana se llegó a 130, lo que hizo que muchas otras tuvieran que establecerse en solares no habilitados de Benicàssim.

De toda Europa

El párking parece una representación de la Unión Europea: hay holandeses, franceses, holandeses, alemanes, ingleses, suizos, suecos... «Yo vengo para escapar del frío de Hamburgo», explica Oliver, una razón en la que coinciden muchos. Y es que pese a que el verano ha quedado ya muy atrás, había varios autocaravanistas tomando el sol sin camiseta, acostumbrados a temperaturas mucho más bajas.

Los hay que pasarán solo unos días pero hay otros, como una pareja de Poitiers (Francia), que lleva ya dos meses estacionada. Juegan a la petanca con unos amigos de Marsella, en la que es seguramente la actividad más estresante de todo el día. La rutina de los autocaravanistas se compone de paseos en bici, baños en la playa --incluso ahora--, excursiones a Castelló y visitas a restaurantes del Grau. Se dejan dinero aquí, remarcan. «Mañana --por hoy-- nos van a llevar a bailar», explican Brian y Tracey, que llegan desde Lancashire (Inglaterra) y que han parado en Castelló dentro de una ruta que les lleva por muchas zonas de España.

A la pregunta de cómo han conocido este aparcamiento, muchos lo han hecho a través de páginas especializadas en autocaravanas. Otros, por el boca a boca. «Tengo un amigo de la infancia que vive en Castelló y me lo recomendó», dice el belga De Beir.

Nueva ordenanza

Pero, ¿es un aparcamiento o, en la práctica, un cámping, como sostienen desde la oposición en el Ayuntamiento y la patronal turística? Lo cierto es que los usuarios están respetando la prohibición de no instalar toldos o tendederos de ropa, pero no así la de no sacar sillas y mesas. El mes pasado, el pleno de Castelló aprobó una nueva ordenanza que regula esta modalidad turística, y una de las infracciones es, precisamente, sacar «(...) mesas, barbacoas, sillas o cualquier otro tipo de mobiliario turístico al exterior». Habrá que ver si el equipo de gobierno prevé un periodo de gracia, pero la nueva normativa establece fuertes sanciones que van desde los 750 hasta los 3.000 euros.

La representación nacional en el párking suele ser minoritaria o directamente nula, pero entre tanto extranjero ayer había un vecino de la capital de la Plana que deja su vivienda durante unos días para estacionar allí. Ahora lleva más de una semana porque «me gusta el ambiente y es un modo de conocer gente», y se erige como defensor de este espacio frente a las críticas: «Estos turistas dejan mucho dinero. Hoy hay más de 200 personas que están comprando y consumiendo en Castelló».