Castelló está de luto por el fallecimiento de un hombre que fue uno de los mayores ejemplos de caridad cristiana, consuelo de los desfavorecidos y con toda una vida dedicada a los más necesitados. El padre Ricardo murió ayer a los 89 años en el Hospital General de Castelló dejando huérfano a uno de sus legados más importantes, la Obra Social de Integración al Marginado (OSIM), así como a su conocido comedor social, junto a las antiguas dependencias de Tetuán XIV. Ayudar a los demás con sacrificio de lucha fue el leit motiv de su tarea diaria, siempre a disposición de quien más lo pudiera necesitar y arropado en todo momento por su familia --especialmente por su hermana María Ángeles-- y por las decenas de voluntarios que colaboraban con él en su obra día a día. Desarrolló toda su intensa tarea pastoral en la capital de la Plana desde el año 1979.

Nacido en Forcall el 4 de noviembre de 1930, tal fue su labor en pro de los castellonenses más desamparados que lo hizo merecedor del respeto de la ciudadanía. Era una de las personas más valoradas y populares en la sociedad castellonense. En septiembre del 2014, el Ayuntamiento de Castelló lo nombró hijo adoptivo y, un año después, la Diputación provincial le concedía la distinción al Mérito Solidario y Medalla de Plata de la provincia. Además, en el año 2009 recibía la Alta Distinción por parte de la Generalitat valenciana.

UN SACERDOTE QUERIDO / El sacerdote Ricardo García llegó a ser vicario episcopal bajo el pontificado del obispo Pont i Gol y con Cases Deordal dejó sus responsabilidades en el gobierno de la Iglesia para atender a los pobres. Pese a que su tarea no ha estado exenta de situaciones difíciles, su labor, que comenzó en la iglesia San Juan Bautista ubicada en el barrio La Guinea, permanecerá para siempre en la ciudad. En esa época, la Iglesia y Cáritas eran casi las únicas entidades que trabajaban por los necesitados.

El fallecimiento del padre Ricardo cayó ayer como un jarro de agua fría sobre la sociedad de Castelló y la alcaldesa, Amparo Marco, decretó --debido a la consideración de hijo adoptivo-- un día de luto oficial. De hecho, la bandera de Castelló ondea --desde ayer por la tarde-- a media asta y se han suspendido los actos oficiales del Ayuntamiento de la capital durante 24 horas.

Hoy por la tarde, los castellonenses despedirán al que será, por siempre, el padre Ricardo, benefactor de los desamparados.