Preocupación es la palabra que mejor define la opinión generalizada entre el empresariado canario ante un posible Gobierno del PSOE y Podemos. Un clima de preocupación en el que subyace, eso sí, el temor latente de que el futuro Ejecutivo ponga en práctica una política fiscal confiscatoria. La subida de impuestos se da por descontada, la duda reside en hasta qué punto forzará la máquina recaudatoria el próximo ministro de Hacienda.

En el momento de ralentización económica que atraviesan en estos momentos España y Europa, una situación que en las islas se ha agravado, además, con la quiebra del turoperador británico Thomas Cook (que solo en el 2018 trajo al archipiélago a más de dos millones de turistas), los empresarios de la región no creen que sean los socialistas, y todavía menos los podemitas, la mejor opción para marcar el rumbo económico y financiero del país.

Las grandes patronales provinciales de la comunidad autónoma ya habían dejado semanas atrás clara su preferencia por el entendimiento entre los dos grandes partidos del país.

EL ABRAZO / El abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es el anuncio del peor escenario posible a ojo de los empresarios del archipiélago, máxime si el matrimonio entre socialistas y podemitas acaba invitando a la mesa de gobierno a fuerzas políticas independentistas. Hay miedo a que las concesiones a secesionistas y radicales vayan de nuevo en detrimento de las necesidades de Canarias. Fermín Sánchez, empresario del sector de los bares, cafeterías y restaurantes, teme que la ralentización puede desembocar, si se pisa en exceso el acelerador de la presión fiscal, en una fuga de inversores y capitales. «El PSOE y el PP debieron dejar los egos a un lado y haber formado una gran coalición», dice. Juan Carlos Arricivita, del sector hostelero, considera que la unión de PSOE y PP sería la mejor garantía de estabilidad. «Lo que tememos es que se pierda el tiempo» cuando Europa ya alerta de nuevos ajustes. MOISÉS Á. MONTERO