Que el lobi citrícola sudafricano reconozca públicamente que amenaza a sus empresas con sanciones en el caso de realizar sus exportaciones a través de España, como publicó Mediterráneo en su edición de ayer, no es un hecho aislado. Es, en palabras de fuentes muy conocedoras del sector, un «atrevimiento» y una «desfachatez» por parte de sus dirigentes, teniendo en cuenta la polémica que su fruta suscita en Castellón y el resto de zonas productoras. Pero las cifras evidencian que no es el único país que evita los puertos españoles para realizar sus envíos a la Unión Europea (UE), ya que solo 3 de cada 100 naranjas y clementinas que llegan al Viejo Continente lo hacen a través de nuestro país.

En lo que va de año, España ha importado un total de 175.596 toneladas (tm), mientras que a través del resto de países de la UE entraron más de 5.000 millones de toneladas. Con estas cifras, la lectura evidente es que los gigantes de la producción citrícola mundial, en especial los del cono sur, prefieren que sus cargamentos entren desde otros países, como Portugal o Holanda, que multiplica por cinco a España en importación. El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, va más allá y asegura que estos países «huyen» de los controles fitosanitarios que realizan los puertos españoles, más rigurosos.

ARGENTINA, LÍDER EXPORTADOR

Si hay un país que exporta cantidades importantes de fruta a través de los puertos españoles, ese es Argentina, un país cuya temporada se concentra en los meses de verano. Hasta septiembre llegaron a nuestro país algo más de 54.000 toneladas de naranjas y mandarinas. Por detrás pero a una distancia importante se sitúan Marruecos (27.790 tm) y Sudáfrica (13.967 tm), varias de cuyas empresas habían llegado a un acuerdo con el puerto de Vigo para exportar 40.000 toneladas al año. Habrá que ver en qué queda ese pacto después de las amenazas del Citrus Growers Association, lobi citrícola autóctono.

También resulta curioso que a España lleguen más de 30.000 toneladas de cítricos procedentes de Portugal, un país con una producción muy modesta. Esto se explicaría en buena medida porque, según fuentes del sector, hay comercios españoles que también prefieren los puertos del país vecino para recepcionar la fruta que llega en los meses en los que aquí no hay cítricos. Posteriormente, la trasladan por carretera a sus almacenes para confeccionarla y exportarla.

MENOS IMPORTACIÓN

Las 175.596 toneladas importadas por España son la cifra más baja en los últimos cinco años, lo que se debe en buena medida a la caída de la producción mundial. La cifra a nivel europeo también es anormalmente baja. No obstante, en el sector destacan que Sudáfrica haya sido capaz de mantener sus exportaciones prácticamente intactas pese a la caída de tonelaje, lo que hace temer que la siguiente campaña, cuando la producción se normalice, la fruta de este país vuelva a inundar los lineales europeos cuando empieza la campaña en Castellón.

Para evitarlo y minimizar el riesgo de entrada de plagas, crecen las voces que, como hizo ayer la eurodiputada socialista Inmaculada Rodríguez Piñero, piden una unión aduanera que iguale los controles fitosanitarios.