París está considerada a nivel mundial como la Ciudad del Amor, pero para los canadienses Liam y Jennie, este galardón lo ostentará por siempre con todo merecimiento Castelló, siendo el Fadrí su particular Torre Eiffel, pues fue en lo más alto del emblemático campanario de la capital de la Plana donde ayer jueves el joven de 24 años pidió matrimonio a su pareja, de 21. Ella aceptó y presumió de anillo ante su amiga y anfitriona Carmen Barrachina, así como ante un buen número de escolares que se encontraban en ese momento en tan elevada ubicación.

La curiosa historia se remonta a un programa de intercambio por el cual Carmen viajó a la ciudad canadiense de Dundalk cuando tenía 16 años. Allí se hospedó en el hogar de Jennie, que posteriormente vendría con su madre a Castelló. Entre ambas familias se fraguó por tanto una estrecha relación que años después ha llevado a Jennie a visitar nuestra provincia ya junto a su pareja Liam.

La mano de Jennie ya luce un bonito anillo de pedida.

Desde su llegada a Europa han visitado poblaciones como Peñíscola o València, pero ha sido en Castelló, y en concreto en el Fadrí, donde el ingeniero ha aprovechado para sacar de su mochila el anillo con el cual pediría matrimonio a su futura esposa. Así lo recuerda Carmen: «Pese a ser de aquí, la verdad es que nunca había subido arriba del Fadrí y tenía curiosidad, así que aproveché que venían estos amigos del extranjero para visitarlo. Una vez arriba, casi sin darnos cuenta vi a Liam arrodillado pidiéndole matrimonio a Jennie. Fue muy bonito. No lo olvidaremos nunca», recuerda.

Tras visitar Barcelona, Castelló, València o Madrid, los canadienses volarán a países como Austria, Polonia o República Checa, pero sin duda la ciudad que guardarán siempre en sus corazones será la capital de la Plana. «Lo que les ha parecido más bonito, por motivos obvios, es el Fadrí. Creo que Liam no lo tenía preparado de antes», asegura Carmen, que remarca la emoción del momento después subir el gigante de piedra de 58 metros de altura. «Su reacción fue la de ponerse a llorar y abrazarse. Les pregunté que qué estaba pasando, y al enseñarme el anillo me volví loca», afirma Carmen, que antes de llevar a sus amigos al Fadrí les paseó por el Mercado Central o la Plaza Santa Clara.

Momento de tensión

Dentro de una pedida de mano todo puede salir a pedir de boca. Pero quien se ha visto en esa tesitura, entenderá que al demandante le pueden asaltar las dudas hasta el último momento, por si el ansiado sí quiero —en este caso Yes, I want—, se cambia por unas calabazas. Por suerte, en este caso todo fue a pedir de boca y la pareja de enamorados emprendió la ruta por Europa ya como prometidos.

La castellonense Carmen Barrachina, en el centro junto a sus amigos canadienses Liam y Jennie.

«La verdad es que Liam estaba un poco nervioso. Antes de sacar el anillo no hablaba mucho y me preguntaba si le pasaba algo porque además era la primera vez que venía a Europa. Creo que Jennie no se esperaba nada tampoco. Después de visitar el Fadrí ya entendía qué es lo que tenía en la cabeza», bromea Carmen Barrachina, que ejerció de anfitriona durante la estancia de la pareja en Castelló.

Nadie puede discutir que el coloso de la ciudad cuenta con una vasta historia desde 1440, año en el que comenzaron las obras de construcción. Son muchas las leyendas y mitos que atesora este emblema de Castelló, pero como dice Carmen, «no habrá muchas parejas que se hayan prometido matrimonio en lo más alto del Fadrí». Desde aquí añadimos que tratándose de canadienses los protagonistas, Liam y Jennie serán los primeros. ¡Que vivan los novios!