Con casi 30 años de experiencia como buceador, biólogo en Columbretes e investigador del Oceanogràfic, José Antonio Esteban tiene un alto conocimiento del medio marino de Castellón. «En la provincia llama la atención la erosión que provocan en los sustratos las anclas de los barcos que amarran fuera de los puertos. También la contaminación química en el Puerto, la erosión de las playas del sur de la provincia y la regresión litoral bestial; así como la contaminación general y acústica de los grandes barcos de pesca y comerciales».

En su opinión, en el Mediterráneo, «los estocs pesqueros han disminuido muchísimo en estos años; y la acidificación del agua (cuyo ph disminuye por la contaminación), ha afectado a los bivalvos y al fitoplancton (alimento para los peces); y si estos no prosperan, se perjudica a las especies».

Las características geográficas del Mediterráneo no ayudan. «Lo que entra en este mar, se queda en él. Tiene costas muy pobladas y el plástico es un material muy barato y está afectando al mar. Los peces comen nano y microplásticos cuyos compuestos afectan a su sistema endocrino. Son plásticos que no se degradan y en las limpiezas de playas en la Comunitat aparecen bastoncillos de oídos que se tiran por el inodoro y salen al sur de los emisarios marinos. También se clava en el esófago de las tortugas marinas que se lo tragan».

En positivo, citó «el espacio paradigmático y la joya que tiene Castellón en la reserva marina de las Islas Columbretes. Hay zonas como esta que, si proteges, su medio es espectacular». Aunque agregó que «la solución no es solo crear reservas marinas, pues a estas también les afecta la subida de temperaturas del mar, especies, depredradores... Alrededor de las reservas, eso sí, hay más pesca». Consideran básico cooperar con los pescadores por el bien del mar.