ASergio, la posibilidad de cobrar el paro de golpe le supuso un alivio. Y de los grandes. Este administrativo de Castelló, de 48 años, trabajó durante casi una década como asalariado en una asesoría fiscal y laboral, hasta que hace cinco perdió el empleo. Apenas estuvo tres meses apuntado en el paro. El resto de la ayuda que le correspondía por haber cotizado durante más de una década decidió cobrarla junta para iniciar una nueva aventura profesional. Esta vez, por su cuenta. Se hizo autónomo y abrió una tienda de ropa y complementos. «Ese primer empujón me vino fenomenal y si no hubiera sido por eso, y también por la tarifa plana de 50 euros, seguramente nunca habría emprendido», explica.

Al igual que hizo Sergio en el 2015, en los últimos años miles de profesionales de Castellón que un día se quedaron sin trabajo decidieron capitalizar el paro y abrir su propio negocio. Una fórmula que, sin embargo, ahora está de capa caída. Cada vez se utiliza menos, hasta el punto de que, en el último año, menos de un millar de desempleados de la provincia optaron por cobrar la prestación de golpe y darse de alta como autónomos. ¿Las causas? El fin de la burbuja emprendedora y la precariedad laboral, que provoca que decenas de personas entren y salgan continuamente del mercado de trabajo. Y cuando salen, la prestación por desempleo que les queda es tan pequeña que no da para abrir un negocio, por pequeño que sea.

LOS AÑOS DORADOS // Desde que empezó la crisis, en el 2008, más de 20.000 desempleados de la provincia han optado por esa opción, según datos del Ministerio de Trabajo. Pero la fórmula se desmorona y se ha pasado de los máximos que se alcanzaron en el ejercicio del 2010, cuando un total de 2.213 parados solicitaron la capitalización de sus prestaciones, a los 916 que lo hicieron durante el último año. Y en el conjunto nacional ocurre exactamente lo mismo: de los 164.196 beneficiarios de entonces a los 79.097 de hoy.

Podría pensarse que la creación de empleo ha hundido las solicitudes de capitalización. Y parece lógico: a menos desempleados, menos solicitudes. Pero lo cierto es que en 2006, cuando en Castellón se contabilizaban 19.000 personas sin trabajo, se otorgaron 1.486 capitalizaciones. En el último año, con 40.000 parados, tan solo se han concedido 916.

Hay menos parados y también menos interés por emprender. Parece que el boom del autoempleo toca a su punto y final y, en 2019, por ejemplo, la cifra de autónomos apenas aumentó en Castellón un 0,2%, hasta los 40.871, con lo que la provincia sigue sin recuperar las cifras que tenía antes de la crisis. Y la consecuencia de ese frenazo se nota en la edad media de los profesionales que trabajan por cuenta propia, que cada vez es más elevada.

Menos paro, menos interés por abrir un negocio propio... y para los sindicatos la tercera explicación al descenso del número de desempleados que piden capitalizar el paro está directamente relacionada con el auge de los empleos temporales y a tiempo parcial. La que fuese una solución antes de la crisis para desempleados que se iban a la calle protegidos por prestaciones duraderas, no lo es ya en esta época de precariedad en la que se baten récords históricos de empleos por horas.

La fórmula de capitalizar el paro ya no es tan popular como hace unos años, pero quienes la solicitan lo hacen mayoritariamente para establecerse como autónomos. En la provincia, 831 de los desempleados que se acogieron a esta medida (el 90,7%) invirtió el dinero en abrir un pequeño negocio. Una ayuda que, además, se suma a otras como la tarifa plana durante el primer año de actividad, y bonificaciones en la cuota durante el segundo año.

Además de los 831 nuevos autónomos beneficiados por el pago único, también se contabilizaron 23 nuevos socios de cooperativas, 25 de sociedades laborales y 37 de entidades mercantiles. El número medio de días capitalizados por beneficiado fue de 244, ligeramente por debajo de la media nacional, que fue de 245, mientras que el importe medio líquido fue de 6.600 euros.