Buscamos el testimonio en primera persona de residentes en la provincia de Castellón que hayan perdido a un ser querido por coronavirus, o bien se encuentren en la actualidad luchando para superar la enfermedad, o por fortuna estén ya entre las altas que pueden decir que han doblegado a la covid-19. También queremos conocer el testimonio de quienes estáis luchando desde diferentes sectores contra la pandemia. Por supuesto será interesante conocer de primera mano la voz de los sanitarios que se encuentran en la primera línea de batalla, pero sin duda es interesante también dar voz a personal de otros sectores como empleados de residencias, uno de los sectores más azotados por esta crisis. sanitaria. Para poneros en contacto con ‘Mediterráneo podéis hacerlo enviando un mensaje privado al perfil oficial del periódico en Facebook, Instagram y Twitter. Pudiendo escribir también al correo electrónico rfabian@epmediterraneo, o si os es más cómodo vía whatsapp, en el número de teléfono 654610928.

A continuación, cuatro testimonios de castellonenses que han superado la covid-19:

JAVIER RUIZ (CASTELLÓ): «Para proteger a los demás has de aislarte, por duro que sea»

Javier Ruiz --FEA de Medicina Interna del Hospital General de Castelló-- dio positivo por covid-19 el mismo día en el que cumplía 38 años, en la recta final del embarazo de su mujer. Consciente de los riesgos --trabaja a diario con enfermos por coronavirus--, en cuanto tuvo los primeros síntomas ya tomó medidas de aislamiento, pero el positivo fue determinante. Decidieron que lo mejor era que ella se trasladara a casa de sus padres. Desde entonces, él solo ha salido para hacerse las pruebas --hasta seis veces en 33 días por su condición de sanitario-- y todas menos una con el mismo resultado: su condena a seguir totalmente aislado, lejos de los suyos.

Psicológicamente puede ser demoledor. Y más en casos como el de Javier. Aunque lo más probable era que ya fuera inmune, hasta el 14 de abril mantuvo una carga viral contagiosa que no tenía más salida que la absoluta reclusión. El ansiado negativo le ha permitido, por fin, reencontrarse con su mujer y volver al hospital, donde «todas las manos son pocas».

En esta pandemia «lo importante, es protegerse a uno mismo para poder proteger a los demás», asegura. Pero esa convicción no resta dramatismo a la situación. Por eso pide a la gente «responsabilidad».

En estos días, inevitablemente, ha pensado mucho en las embarazadas. «No pueden disfrutar de su estado». Y piensa en una enfermedad que será recordada por la soledad y la tristeza que generó.

VICENT SALES (CASTELLÓ): «Pasas mucho miedo. Nunca me he visto en nada parecido»

El diputado provincial por el Partido Popular Vicent Sales, recupera estos días la normalidad de un confinamiento que para él se redujo a las cuatro paredes de su dormitorio durante prácticamente un mes, desde que el 15 de marzo tuvo que asumir que el malestar que sentía tenía toda la pinta de ser el coronavirus.

Su caso no engrosa las cifras oficiales de contagiados porque en ningún momento de este proceso le han hecho un test que lo confirme, aunque su médico no dudó en asegurarle telefónicamente que «lo tuyo es un coronavirus blanco y en botella».

A partir del primer día en que tuvo fiebre, durante los once siguientes vivió una sintomatología «que no tiene nada que ver con la gripe, como decían. Nunca me he visto en nada parecido», lo que motivó que durante mucho tiempo su principal compañía fuera el miedo y la absoluta incertidumbre de «no saber cuándo va a acabar ni qué te puede pasar».

Lamenta que pudo llamar hasta 50 veces al teléfono informativo habilitado por Conselleria sin respuesta y solo le atendieron tras registrarse en la web. A partir de entonces el seguimiento fue constante. Tras los días en los que sufrió los envites de la enfermedad, en los que «lloré mucho, por no saber, por mi familia», su encierro se vio mitigado por los recursos digitales, su trabajo en la Diputación y las conversaciones con amigos como Alberto Fabra, también enfermo.

ALFREDO GARCÍA-PETIT (CASTELLÓ): «Es como una montaña rusa que no sabes cuándo parará»

Si alguna conclusión extrae Alfredo García-Petit, conocido abogado de Castelló, es que no hay que subestimar al covid-19. «Pasar esta enfermedad no tiene nada que ver con la gripe. Estás en una montaña rusa que no sabes cuándo va a acabar o qué consecuencias va a tener», asegura tras haber recibido el alta el pasado 13 de abril, veinte días después de dar positivo --el 27 de marzo--, cuando como el resto de la ciudadanía estaba en pleno confinamiento.

Cree no tener dudas sobre el origen de su contagio. Semanalmente acompaña a su hijo a recibir un tratamiento en un centro hospitalario. Aunque su única certeza, como inciden los expertos, es que esta es una enfermedad «altamente contagiosa y si te tiene que tocar, te toca», por lo que considera indispensable «protegerse, llevar siempre mascarilla y extremar las precauciones, incluso confinados».

Dice que este virus «te va probando por diferentes partes de tu cuerpo y en periodos discontinuos», lo que anímicamente no da tregua. Y no hace falta ser paciente de riesgo para pasarlo muy mal «por eso es esencial que protejamos a los más vulnerables». Para él, como relatan otros pacientes con sintomatología, el miedo ha sido una constante: por no ver el final y por las noticias de personas próximas que han acabado en la UCI o con familiares fallecidos. Por eso insiste en que «nadie debería frivolizar, porque ninguno sabemos cómo nos va a afectar».

JAVIER NEBOT (NULES): «Estoy en el hotel pero creo que en casa lo hemos tenido todos»

Con 50 años y en buen estado de forma, al practicar deporte con asiduidad, Javier Nebot, de Nules, no habría ni imaginado que la infección por coronavirus acabaría llevándolo al hospital, pero así ha sido. En estos momentos, a la espera de cumplir con la cuarentena y de que un test confirme que es negativo, es uno de los ciudadanos de la provincia que pasa su tiempo en aislamiento en el Hotel Luz de Castelló.

Hablar ahora con él dice mucho de lo importante que es la actitud en estas circunstancias. Es positivo y asume que no le queda más que esperar. Por su ánimo nadie pensaría que llegó a necesitar oxígeno adicional como única solución para que su saturación en sangre no cayera en picado, pero así fue durante gran parte del tiempo en el que estuvo hospitalizado.

Ese episodio forma parte de su pasado y afronta los días que le quedan con la resignación de lo inevitable. Le dieron la opción de completar la cuarentena en su casa, con estrictas medidas de confinamiento, «pero les dije que no era posible y elegí el traslado al hotel», aunque tiene la sospecha de que en su casa todos han pasado por el covid-19, aunque de maneras muy distintas. Sus hijos con apenas fiebre un par de días y su mujer, dolor de cabeza, aunque a ninguno les hicieron pruebas.

Sin certezas sobre cómo puede afectar el virus a cada cual, «nadie lo sabe», Javier recomienda mucha precaución y extremar las medidas preventivas.