Hombres, mujeres y niños. Familias enteras. Este es el nuevo perfil de demandantes de asistencia social, según recogen los estudios de instituciones como Cruz Roja o Cáritas.

Núcleos familiares que han ido cruzando el umbral de la pobreza, fundamentalmente como consecuencia de los efectos del coronavirus. Una problemática social en la que se juntan diversos factores. Escasez de recursos económicos para pagar la luz, el agua y el alquiler de la vivienda, la situación de desempleo en el que se encuentra el cabeza de familia desde hace tiempo, la madre únicamente dedicada a sus labores y, ahora en tiempos de pandemia, la imposibilidad de los niños de acceder a internet tras el cierre de los colegios, porque la propia familia no puede pagar el servicio de mantener la red.

Un signo de los tiempos que destina a padres y a hijos a cruzar el umbral de la pobreza, consolidando su exclusión social,

Entidades como Cruz Roja organizan cursos de formación y facilita empleos a los cabezas de familia, reparte alimentos que son recogidos por la madre y proporciona tabletas a los vástagos para que puedan seguir las clases virtuales de su colegio.

Hogares vulnerables en una lucha constante. Por pagar el alquiler. Por que no corten la luz. Por una nevera que no esté vacía. Por que sus hijos noten lo menos posible que tienen menos oportunidades que el resto. Es el común denominador de la extrema pobreza en la provincia.

EL CRACK DEL 2008 // Crisis sobre crisis. «Cuando apenas la sociedad española había superado el crack del 2008, llega el coronavirus, que hace más imposible aún no solamente el acceder o adquirir una vivienda, sino poder costear los gastos de luz, agua y abonar los alquileres», como señalan a Mediterráneo fuentes cercanas de Cruz Roja, que califican la situación de «inabarcable».

Una emergencia motivada por el covid-19 que ha hecho añicos las estructuras sociales existentes, con una clase media que va desapareciendo, mientras la brecha social entre pobres y ricos se hace cada vez más grande.

Administraciones como ayuntamientos y la Diputación provincial de Castellón, y organizaciones sociales como Cruz Roja, la oenegé de la Iglesia católica, Cáritas, y el Banco de Alimentos aceleran programas de ayuda para hacer frente a las secuelas económicas derivadas del coronavirus con casos de extrema pobreza, que están dinamitando las estadísticas, en una labor de asistencia social que se ha incrementado casi un 50% respecto a las mismas fechas del 2019, cuyas cifras quedan en entredicho para sumar este año nuevos datos.