Los empresarios afrontan el mayúsculo reto de levantarse después de un periodo de confinamiento en el que a la mayoría de ellos les ha tocado interrumpir su actividad al 100%. Su máximo representante a nivel autonómico, Salvador Navarro, presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), hace un repaso al escenario actual y a las claves que determinarán el futuro a corto plazo. De momento, la intención expresada por el Botànic de aumentar la carga impositiva no le parece buena idea.

¿Cómo se está desarrollando la actividad empresarial tras el confinamiento en la Comunitat?

Hicimos el cálculo de que perdimos 6.000 millones de PIB en el confinamiento, en el caso de Castellón cerca de 1.000. Cada sector se va a recuperar de una manera. La reactivación también va a ir en función de la responsabilidad individual de cada uno, porque hay que evitar rebrotes para generar confianza. Pero es complicado.

Tenemos preocupación por el turismo y el comercio. Vas caminando por la calle y ves bajos comerciales que no han abierto, y se empiezan a ver bastantes carteles de se alquila . Eso significa que hay gente que estaba en un ERTE y va a acabar en un ERE.

¿Qué opina de la propuesta del Botànic de crear nuevos impuestos verdes y de gravar las grandes fortunas?

Me sorprende, porque hemos intervenido en Les Corts y hemos hecho nuestras aportaciones. Que las propuestas de los partidos del Botànic sean las cargas impositivas otra vez me deja preocupado. No nos han valorado. No hablo de la Mesa del Diálogo Social, hablo de los partidos del Botànic.

La mejor opción no es subir los impuestos, sino de que haya una reactivación que permita más movimiento y que se pueda pagar todo. Ese mensaje genera inseguridad jurídica e incertidumbre. En la cuestión fiscal estamos en la misma línea que la CEOE. Hay capacidad de eficiencia y eficacia en la Administración pública, pero existe un problema de ineficiencia e inoperatividad. Y hay que decir que hay funcionarios que han dado el 200% en la pandemia; generalizar es complicado.

La certidumbre, además, debe empezar por la no polarización de la política. Afortunadamente en esta comunidad la oposición ha estado al lado del Ejecutivo, no así en la parte nacional.

Al margen de no subir impuestos, ¿qué otras recetas propone la CEV para superar la crisis?

Por poner un ejemplo, este es un país del sector del automóvil. No demonicemos los vehículos de gasolina y diésel porque nuestras plantas fabrican motores de combustión. Hay medidas en clave nacional, como el plan Renhata de rehabilitación de viviendas, que favorece muchísimo a la cerámica, al sector de la construcción y a la pequeña y mediana empresa. Incentiva el mercado.

Hay dos reflexiones que hay que hacer. Una a corto plazo: necesitamos más industria y más relocalización en la Comunitat. Tenemos una posición geoestratégica que debemos aprovechar, con dos puertos de carga, València y Castellón, que tienen unas cifras muy importantes. Ahí tenemos una conexión fabulosa no solo con el corredor mediterráneo, sino también con el cantábrico. La zona norte del país es la zona industrial y hay que aprovecharlo.

La segunda, a medio plazo, es que tenemos una composición empresarial que no lidera la innovación –aunque el sector de la cerámica sí lo hace--. Hay una estabilidad social y política, tenemos capacidad emprendedora, pero nos falta innovación y más formación para trabajadores y empresarios.

¿Y el turismo?

El turismo es un 15% del PIB en la Comunitat, pero eso no es del todo cierto, ya que también tira de otros muchos otros sectores, como el comercio. Si no abren los hoteles no abre el comercio. No me atrevo a decir, como algún alto cargo del Consell, que con el turismo pocos ganan mucho dinero. Es una reflexión absurda. El turismo es muy importante y lo que hay que hacer es equilibrarlo.

¿Qué opina del nuevo decreto ley de la Conselleria de Vivienda?

La CEV coincide en los planteamientos esgrimidos por los promotores inmobiliarios para oponerse al decreto de tanteo y retracto. Habría sido preferible plantearlo como un proyecto de ley para poder debatir sobre él y mejorarlo. Tal y como se ha aprobado genera más inseguridad jurídica y es excesivamente intervencionista. Si el objetivo es aumentar el parque público de vivienda podrían negociarse otras fórmulas. Habrá menos oferta, menos actividad y menos recursos.

¿Cuáles son los retos específicos que afronta Castellón?

Castellón tiene una potencialidad, el sector industrial, que es la cerámica y la química. De hecho, una de las propuestas que se hizo desde la CEV fue lograr un grado en Química en FP, que se impulsó desde el sector. Pero Castellón tiene una cuestión por resolver: el tema logístico. Hay un puerto con unas inversiones pendientes de realizar, que son la estación intermodal y la conexión con la vía férrea. Si tenemos una buena logística y una buena intermodalidad, tenemos inversiones de empresas.

También tiene un segmento de turismo que es distinto, el residencial, y eso hoy es positivo. Si algo va a funcionar en estos tiempos es ese mercado, ya que el turismo extranjero va a caer. Eso en este momento es una potencialidad.

Además, nos debemos implicar mucho más con la UJI. Por eso hemos hecho una alianza con las cinco universidades públicas, la Agencia Valenciana de la Innovación y el CSIC, porque Castellón tiene una componente importante de innovación.

¿Cree que las necesidades del azulejo deberían ser mejor atendidas por las administraciones?

En la época de confinamiento hubo reuniones cada hora del sector pidiendo al Ministerio que dejara que los estocs se pudieran exportar, ya que son divisas para el país. Lo que pasa es que costaba mucho. Yo creo que este ha sido un Gobierno que la visión de la empresa no la ha tenido mucho en cuenta en sus previsiones. Se ha demostrado porque han tomado decisiones y luego han tenido que echarse atrás. El plan Renhata fue empecinamiento del mismo sector. Es la mejor manera de mover el país. El clúster ha dado el do de pecho y ha estado muy activo. Tiene su voz a nivel nacional. H