Q ue la nueva regulación aprobada por la Conselleria de Sanidad posibilite organizar bous al carrer a partir de hoy en plazas portátiles o recintos controlados con aforos limitados no quiere decir que vaya a haber festejos esta temporada. Al menos en esta provincia, porque el Consell condiciona su visto bueno a la voluntad de los ayuntamientos de acoger este tipo de eventos en sus municipios, y no todos tienen la misma certeza.

Tras la publicación en el DOGV de la normativa, desde la Federació de Penyes de Bous al Carrer de la Comunitat Valenciana anunciaron que al menos cuatro localidades de la provincia de Castellón estarían estudiando la posibilidad de organizar algún festejo en las condiciones que plantea el Consell, aunque lo cierto es que las posturas de los consistorios varían y las opciones no están tan claras como podrían parecer.

El caso más claro, en cuanto a la predisposición a facilitar los actos, es el de Vila-real. El alcalde, José Benlloch, confirmó ayer que el Ayuntamiento está estudiando el alquiler de una plaza portátil para las fiestas de septiembre. Sería una instalación para 1.000 ó 3.000 plazas, lo que permitiría la entrada de entre 500 y 1.500 personas en las gradas, de acuerdo con las exigencias que establece la orden de la Conselleria. «El promotor y organizador sería el propio Ayuntamiento», confirmó Benlloch.

En la Vall d’Uixó, la localidad donde posiblemente más festejos populares se organizan a lo largo del año, con más de veinte comisiones y casi un centenar de bous al carrer previstos para el 2020, los organizadores parecen dar por perdida la temporada. Al menos eso se desprendería de la ausencia de propuestas al respecto, como confirmaron tanto la alcaldesa, Tania Baños, como la Federació de Comissions de Festes. En el caso de que alguien planteara la posibilidad de montar una plaza portátil, «estudiaremos la propuesta y en el caso de que esté todo bien y la Generalitat autorice, no habría ningún problema», señaló Baños, quien en todo caso incidió en que las comisiones del municipio «son un ejemplo de responsabilidad», porque no han dudado en suspender todos los actos priorizando la salud de las personas a la fiesta.

A priori, podría parecer que los pueblos que tienen plaza fija estarían más predispuestos a facilitar la organización de festejos taurinos, pero ese no sería el caso de Orpesa. Su alcaldesa, María Jiménez, recordó ayer que este verano no habrá celebraciones de este tipo en su municipio y para saber si los habrá en octubre «habrá que esperar, según como vaya avanzando la situación». Con un aforo de 1.200 personas, el problema no sería la viabilidad de los actos, sino la seguridad de quienes participen en cualquier actividad. H