Castellón contabiliza ya diez víctimas mortales por ahogamiento cuando agosto, el mes turístico y vacacional por excelencia, está todavía en su ecuador. Los fallecidos son casi el doble que hace un año, cuando por estas fechas habían perdido la vida en el agua seis ciudadanos, según datos proporcionados por Salvamento.

Desde la Real Federación de Socorrismo de la Comunitat Valenciana advierten una relajación generalizada entre los bañistas en una campaña estival marcada por la crisis sanitaria del coronavirus y en la que las playas son casi el único espacio libre de covid-19 (no es necesario el uso de las mascarillas, pero sí mantener la distancia social). «Ya hace unos años que advertimos de que los bañistas están más confiados, más distraídos y en la playa hay que estar atentos porque un descuido puede acabar en tragedia. En este año, marcado por la pandemia, se nota todavía un poco más. El turista nacional se confía más y, como sabemos, este año casi todos los visitantes lo son», dice el responsable de la Escuela de Socorrismo de la Comunitat, Salvador Perelló. Asimismo, incide en que en la playa, donde no es obligatorio tomar tantas medidas de protección, «la gente se siente este año más libre y descuida ciertas precauciones».

MUERTE HACE 48 HORAS / No hace ni 48 horas que el mar se cobró su última víctima, un anciano de 85 años, cuyo cuerpo apareció en el Serradal. Las autoridades no pudieron identificar su identidad en primera instancia, pues no llevaba objetos personales ni iba acompañado. La Policía Nacional se hizo cargo de la investigación. Tan solo un día antes, una turista francesa tuvo que ser también rescatada en Orpesa, a 150 metros de la orilla y con síntomas de ahogamiento. Efectivos del Samu la trasladaron hasta el Hospital General.

«Los fallecimientos no están en la mayoría de ocasiones relacionados con las imprudencias. A menudo, son personas de avanzada edad o con patologías previas que sufren un paro cardíaco. Sin embargo, sí es cierto que este verano se percibe una relajación excesiva, quizás motivada porque tenemos muchas normas que cumplir en plena era del coronavirus y cuando pisamos la arena nos olvidanos de todo ello», explica un socorrista ejerciente en Benicàssim.

La prevención es la clave para evitar cualquier suceso en el agua. Lo dicen y repiten los expertos año tras año. Si hablamos de ahogamientos en espacios acuáticos, el imaginario colectivo sitúa como protagonista a un menor de corta edad. Pero las estadísticas dicen lo contrario y alertan de un peligro en el que no respetar las indicaciones, bañarse sin vigilancia o un exceso de confianza pueden ser mortales.

Este verano han perdido la vida en el agua dos menores de edad, mientras que en la temporada pasada todas las víctimas tenían más de 50 años.

DOS NIÑOS MUERTOS / La nota más trágica de este año 2020 la ponen en la lista de finados una niña de tan solo once años y un menor de 15, aunque ninguno de ellos pereció en la playa, sino en el pantano del Sitjar la primera y en una piscina particular el segundo.

En el caso de la pequeña, de origen marroquí, disfrutaba el fin de semana pasado de la jornada dominical en el embalse de Onda junto a su familia. La niña se metió en el agua junto a otro menor, adentrándose en una zona donde no hacía pie. Fue su padre quien se percató de que algo malo sucedía y se tiró a salvarla, aunque no sabía nadar. Otro compatriota se lanzó al agua para rescatar a ambos y logró sacarlos a la orilla. Los servicios médicos estabilizaron a la víctima y la trasladaron de urgencia al hospital. Desgraciadamente, no pudo superar las lesiones y falleció horas después.

En el caso del adolescente, vecino de l’Alcora, el joven quedó inconsciente mientras se bañaba en una piscina privada. Una vecina le realizó la primera reanimación cardiopulmonar hasta la llegada de los efectivos del SAMU. Como publicó Mediterráneo, aunque lograron recuperar sus constantes vitales y el chico ingresó en la UCI del General, acabó perdiendo la vida tras varios días en coma.