La pandemia ha logrado que se dispare el interés del comercio tradicional de Castellón por apuntarse a las ventas por internet como un complemento más a la tienda física. La demanda de formación para crear webs de venta on line y promocionar productos y gestionar ventas en Whatsapp y redes sociales se ha llegado a duplicar en este año. «El pequeño comercio ha dado un paso de gigante en la digitalización en estos meses del coronavirus --sobre todo, durante el confinamiento-- y se ha iniciado un proceso que ya no tiene marcha atrás», afirmó la secretaria general de Covaco Castellón-Confecomerç, Tere Esteve.

«No tenemos datos exactos de cuántas tiendas on line se han creado pero más de 2.000 vendedores han seguido los webinars programados de formación y las tutorías digitales se han llenado, con más de un centenar. Contamos con un equipo de expertos que asesora a los asociados que lo requieren y les acompaña en el proceso de digitalización de sus comercios», agregó Esteve.

COMPRA MENOS COMPULSIVA

Sobre la posibilidad de estar más preparados con el comercio electrónico para otro estado de alarma, Esteve apuntó: «Esperemos que no se produzca un segundo confinamiento, pues ni nuestro sector ni la economía lo soportarían. Pensamos que la venta on line es un complemento y prima la física, que posibilita el servicio de proximidad, de persona a persona, como factor diferencial; que facilita una compra sostenible de lo necesario, no compulsiva».

Los comercios que se han apuntado a la idea de relanzar sus ventas con el comercio electrónico y que han tomado parte en el aprendizaje gratuito corresponden a Vila-real, Onda, Peñíscola, la Vall d’Uixó, Benicarló, Segorbe, Vinaròs, Almassora, Sant Mateu, Burriana y Castelló. Los participantes pertenecen a asociaciones de comerciantes integradas en Confecomerç CV, como UCOVI, Associació de Comerciants de Peníscola, Unió de Comerços de Benicarló, ACAP, Onda Centre Comercial, Castelló Espai Comercial, Gremio Provincial de Carniceros Charcuteros de Castellón, Endavant y Comerç Moble.

DE 25 A 60 AÑOS

Los pequeños comercios participantes reconocen que su negocio de barrio tiene ventajas como la proximidad, la experiencia, el conocimiento del sector, el trato personalizado y directo, la vocación de servicio, el tener una marca reconocida y consolidada, calidad y venta de un producto artesanal, seriedad, seguridad de compra, variedad de producto y precios competitivos. Su cliente medio es heterogéneo y de una franja de edad amplia, entre los 25 y los 60 años.

En su apuesta on line, como complemento a su negocio, según explica Esteve, ven hándicaps a superar. «Uno de los principales obstáculos que tienen estos comercios es la falta de recursos humanos, especialmente dedicados a temas de digitalización, dado que el 45% de los comercios, casi la mitad asegura no tener personal específico para ello».

En los cursos el vendedor amplía conocimientos de las redes sociales como canal de venta, técnicas para atraer a clientes, adquirir habilidades para la interpretación y uso de las estadísticas de internet, conocimientos de márketing, potenciar una mayor presencia digital, fortalecer su posicionamiento SEO, herramientas para una mejor gestión del negocio o para la fidelización, entre otras.

«En definitiva, el comercio de proximidad carece de expertos en el área de Márketing o Comunicación y la mayoría de estas funciones se llevan a cabo de forma externa, siendo esta inversión de alto coste, por lo que entorpece la facilidad de poder avanzar en los cambios que se requieren hoy día», señaló la portavoz de la asociación. «Competir en precios por internet con las grandes marcas y gigantes digitales también se hace muy complicado», concluyó.