Era un sector que ya sufría problemas estructurales y la pandemia no ha hecho más que agravar su situación. El pequeño comercio lucha por sobrevivir en Castellón, pero hay muchos que no lo hacen y los cierres se multiplican. Según los cálculos de Covaco, la asociación que agrupa a los empresarios de la provincia, es posible que si la situación no cambia y si las ayudas de las administraciones no llegan, un 30% de los negocios desaparezcan antes de final de año.

Su presidente, Juan Rodolfo Adsuara, insiste en que si no llegan aportaciones por parte del Gobierno, la Generalitat o los ayuntamientos, el panorama se presenta muy negro. «Todo son buenas palabras pero al final no se materializan en ayudas. Además, hemos tenido problemas para acceder a la financiación que ofrecen los préstamos ICO. Lo hemos intentado todo», manifiesta.

El descenso en la actividad se está notando sobre todo «en el textil y en el calzado, que siempre habían tenido ventas muy regulares». Además, los negocios que siguen aguantando lo hacen muchos de ellos con una reducción significativa de sus ingresos: «Yo soy un ejemplo. Tengo una panadería y hay que invertir en elementos de seguridad por el covid. Sin embargo, no puedo incrementar el precio del pan».

En la capital de la Plana, un simple paseo por el centro urbano revela que los carteles de Se alquila colgados en los locales son cada vez más numerosos. En calles como Alloza, Mayor, Enmedio o la avenida Rey Don Jaime se acumulan los espacios comerciales vacíos, pese a que tradicionalmente han sido los más buscados.

Problemas, en definitiva, para un colectivo al que la revolución tecnológica, las franquicias y las multinacionales ya estaban haciendo mucho daño en los últimos años. Desde la Federación de Comercios de Burriana su presidente, Emilo Dávila, reconoce que no solo el covid-19 es culpable de los problemas del sector. «Al comercio detallista hace mucho tiempo que le cuesta adaptarse a los tiempos y a las necesidades del comprador. Por ejemplo, en todo lo referente a la venta on line o en cómo llevar a cabo las devoluciones de productos. Debemos digitalizarnos», detalla. «En el 2005 creamos un plan de acción en Burriana para afrontar este tipo de problemas. Adía de hoy aún no se ha aplicado», añade.

Por otro lado, si bien la crisis es generalizada, hay pequeños segmentos de negocio que lejos de sufrir pérdidas han incrementado su actividad, como por ejemplo «las tiendas de bricolaje».

En Vila-real la presidenta de la Unión de Comercio (Ucovi), Carmen Gil, destaca que los negocios están aguantando por ahora como pueden esta situación, pero avisa de que pueden llegar cierres en los próximos meses, sobre todo en el sector del textil. «Muchos se lo están planteando cuando finalice el año», manifiesta. Un panorama que, por supuesto, no invita a las aventuras empresariales: «Hace meses que no se produce alguna apertura».

El final de año había sido siempre el momento más esperado por los comerciantes, ya que es el periodo en el que se producen más compras. Y si bien el próximo Black Friday o la campaña de Navidad estarán muy lejos en cuanto a impacto respecto a ejercicios anteriores, pueden significar una tabla de salvación --momentánea, eso sí-- para muchos negocios. «Vamos a hacer campaña y a luchar», indica Adsuara.