Las restricciones impuestas a la movilidad de las personas, a los aforos y, en general, a la actividad turística han hecho que Marina d’Or haya decidido cerrar al completo su planta hotelera, a la espera de ver de qué manera evoluciona la pandemia. La culminación de este proceso ha sido la clausura de su hotel de cinco estrellas, anunciada ayer por la empresa.

La Ciudad de Vacaciones aclara que se trata de un «cierre temporal» de sus cinco hoteles de Orpesa. Durante el pasado mes ya se habían ido clausurando todos menos el de cinco estrellas, una vez pasadas las fechas en las que todavía llegaban visitantes, como por ejemplo el puente de octubre.

Sin embargo, las circunstancias que impone la alerta sanitaria han hecho que la empresa se haya inclinado por cerrar también las puertas de su establecimiento estrella, que cuenta además con el balneario, un elemento de atracción de turistas.

Esta decisión llega escasamente cuatro meses después de que el complejo abriera de nuevo sus puertas tras el confinamiento para afrontar la campaña de verano. Un periodo de alerta sanitaria en el que, por otra parte, Marina d’Or cedió habitaciones de hotel a las autoridades para que fueran trasladados allí pacientes leves con coronavirus que, requiriendo aislamiento domiciliario, no pudiesen hacerlo en sus propios domicilios.

Un nuevo episodio, en definitiva, de una crisis que está afectando intensamente a los establecimientos del litoral castellonense, que ha precipitado los cierres de muchos de ellos. Antes del establecimiento de las nuevas medidas, la cancelación del Imserso o las restricciones a los vuelos desde otros países ya había limitado casi al mínimo la actividad.

Algo mejor era hasta ahora la situación en los hoteles del interior, tras un verano en el que casi igualaron las cifras de pernoctaciones del año pasado. No obstante, la imposibilidad de desplazarse entre provincias hace que pierdan a su principal cliente, el visitante nacional, por lo que únicamente los castellonenses son los potenciales clientes.