Dentro del desastre generalizado que ha supuesto el covid para el mercado de trabajo, la provincia lanza señales, si no positivas, al menos no tan negativas como otros territorios, lo que da esperanzas cara a afrontar la fase de recuperación, cuando sea que esta llegue. Sin ir más lejos, octubre cerró con un descenso en la cifra de parados de 1.417 personas, contradiciendo la tendencia nacional, que fue de crecimiento del desempleo. Además, la afiliación a la Seguridad Social aumentó en el último año a pesar de la pandemia. Sin embargo, la realidad de cada uno de los sectores productivos en Castellón es muy distinta, con el turismo y la hostelería como los segmentos que más preocupan.

SERVICIOS | A expensas de las restricciones

El sector servicios, el que más personas emplea en Castellón, vive una situación límite a consecuencia del coronavirus. El turismo, que significa entre un 10 y un 13% del PIB de la provincia, está bajo mínimos, con la única excepción del interior provincial, que ha sobrevivido hasta el momento gracias al visitante nacional y a una mayor tendencia a buscar espacios abiertos por parte del turista. Los hoteles de costa han adelantado cierres e incluso los que nunca lo hacen, como los de Marina d’Or, se han visto obligados a clausurar de forma temporal por las nuevas restricciones. En cuanto a la hostelería, las limitaciones de aforo ponen todavía más difícil su supervivencia y reclama a la Generalitat ayudas de 16 millones de euros en Castellón. Respecto al comercio minorista, la pandemia ha venido a agravar una situación ya difícil, por la competencia de las grandes superficies y las ventas por internet.

INDUSTRIA | La cerámica resiste en el mercado exterior

El azulejo está demostrando su fortaleza en la época más difícil. Después de verse obligado incluso a interrumpir totalmente su actividad a principios del confinamiento, el sector ha reaccionado recuperando gran parte de la producción perdida y reforzando sus ventas en países extranjeros, tras las fuertes caídas del mercado interior. De hecho, el descenso de las exportaciones respecto al año anterior es, hasta agosto --últimos datos publicados--, solo del 3,4%. En cuanto a la producción, pese a que desde la patronal Ascer pronosticaron una caída del 10% respecto al 2019, por ahora llega al 7,9%. Un porcentaje más que aceptable si se tiene en cuenta que en abril se disparó hasta el 16%. EEUU y Alemania son los mercados emergentes para los productos cerámicos castellonenses.

AGRICULTURA | Buenas perspectivas en la campaña citrícola

Tras años difíciles en los que a veces la producción, a veces los precios y a veces la competencia de países terceros nublaban las perspectivas de los agricultores, la campaña citrícola de este año se prevé buena en todos los sentidos. El incremento de la demanda, que comenzó a notarse la primavera pasada a raíz de la pandemia, hace que en principio no se prevean problemas de distribución, porque además se espera que la naranja sudafricana no tenga tanto espacio en los lineales como otros años. No todo es positivo, ya que la plaga del cotonet sigue siendo motivo de preocupación para los productores, más después de que se prohibiera el uso de metil clorpirifós. En paralelo, la Unió de Llauradors insiste en los peligros de la importación de cítricos procedentes de terceros países, ya que las interceptaciones con enfermedades en la UE subieron un 66% respecto al año pasado.

construcción

Lejos del ‘boom’, pero con actividad continua

La construcción es uno de los segmentos con mejores perspectivas cara a futuro, como explicaron recientemente desde Apecc, la patronal castellonense. Pese a que los tiempos del boom inmobiliario quedan muy lejos, también lo están los años de casi completa paralización. Como explica su presidente, Fernando Alfonso «la cartera de pedidos para el año que viene ya está cubierta», y destaca el auge de las viviendas unifamiliares.