Una actividad sometida a numerosos reveses, que esta temporada presenta unos números positivos. Las perspectivas apuntadas a las vísperas del inicio de la campaña citrícola en Castellón se cumplen, al menos por el momento, y una muestra de ello se encuentra en las cifras de contrataciones. La comarca de la Plana Baixa, que constituye el corazón de la producción de agrios en la provincia, ha visto en octubre prácticamente duplicar el número de incorporaciones con respecto al mismo periodo del año anterior.

Los datos desglosados por el Servicio Valenciano de Empleo y Formación (Labora) reflejan que en esta zona se firmaron 3.816 contratos, un 91,47% más que los 1.993 del octubre pasado. La anterior temporada estuvo marcada por un brusco descenso de la producción, que en algunas variedades llegó a ser del 40%, por lo que las necesidades de collidors y personal de almacén fueron menores. En cambio, para la campaña del 2020-2021 los aforos oficiales establecen para Castellón una subida del 37%. Por tanto, era necesario incorporar a más gente en los campos y las naves.

El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, mencionó que desde los primeros días de octubre «están cubiertas las necesidades de empleados, y en este momento hay sobre 14.000 personas en los terrenos, a las que se unen unas 8.000 en los almacenes». Una de las empresas dedicadas a la contratación de gente para cooperativas y comercializadoras de cítricos, Grupo Noa’s, señaló que esta temporada «ha arrancado con más fuerza», y sigue habiendo demanda en funciones como encajadoras y carretilleros.

FACTOR COVID / A diferencia de otros sectores, la pandemia ha tenido efectos positivos sobre los cítricos. Ya se detectó en los últimos compases de la campaña pasada, cuando las grandes cadenas de distribución y los mercados internacionales requirieron de más fruta, ante el aumento de consumo de naranjas y mandarinas. Una tendencia que se mantuvo en los primeros tratos comerciales, aún con la fruta en los árboles.

Otra diferencia sobre ediciones anteriores tiene que ver con las dificultades para completar plantillas. En esta ocasión se ha dado un trasvase de personal procedente de los servicios, especialmente la hostelería, que se ha recolocado en el sector primario. Gracias a ello el impacto del covid-19 en el terreno laboral en Castellón ha sido más moderado. Además, la situación sanitaria ha supuesto incrementar a los integrantes de las líneas de producción. Tanto por los condicionantes de seguridad en los centros de trabajo como a la hora de disponer de gente suficiente en el caso de que se produjeran bajas por contagio.

CIFRA TOTAL / El mes de octubre fue, en términos generales, positivo para el empleo en Castellón, aunque fue la agricultura la parte que se vio más beneficiada. Sin llegar a una subida tan acusada como en la Plana Baixa, el conjunto de la provincia experimentó un incremento del 38,8% interanual. Otra zona con presencia de campos de cítricos, el Baix Maestrat, avanzó un 39,16%, aunque las 462 firmas se quedan lejos de los números absolutos de la Plana Baixa. En la parte negativa cabe mencionar a la Plana Alta, que sufrió un descenso del 50,88%.

PROTOCOLOS / La citricultura ha aplicado diferentes cambios en la manera de trabajar, con el fin de reforzar la seguridad ante el coronavirus. Una de las medidas principales es la creación de grupos estables de collidors, de forma que se limiten los efectos en el caso de que se detecte algún positivo. En cuanto a los almacenes, algunas instalaciones ya colocaron mamparas de seguridad en la pasada primavera, mientras que en el resto han habilitado medios de prevención a lo largo del verano.

Pese a que la mayoría de empleados en Castellón tienen casa habitual en la provincia, Almassora tiene habilitado el albergue de Santa Quitèria en el caso de que fuera necesario tener un espacio libre de covid para temporeros.