La mejora de la movilidad de las compañías es uno de los retos que deben asumir las empresas para reducir el impacto ambiental.

En concreto, las mercantiles afrontan ahora la electrificación de sus flotas tras haber consolidado ya la impantación de vehículos de gas natural en la misma línea de disminuir la contaminación respecto a los que funcionan con diesel.

No obstante, tal y como relata el director técnico de la Delegación Levante I de FCC, Félix Araque, "los costes de explotación son un 25% superiores a los vehículos convencionales", aunque señala que "la verdadera aplicación es la reducción de los gases de emision, ya que la mejora ambiental justifica la inversión".

Mientras, en la misma línea, el director general de Fobesa y Fovasa, Juan Pablo Mateo, afirma que "es el reto que viene ahora" y opta por buscar "un equilibrio entre economía, productividad y la parte medioambiental".

Ante ello, el director general de Calidad y Educación Ambiental de la Conselleria de Agricultura, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Joan Piquer, comenta la posibilidad de que los fondos europeos de reconstrucción "contribuyan a mitigar esos costes de inversión inicial para poder mejorar las flotas en los servicios públicos".

Una situación que contrasta con la relatada por el asesor de Nuevas Aplicaciones de Espadán Corks y gerente de Suberlev, José M. Ribes, compañías desde las que extrae el corcho de un parque natural sin utilizar medios mecánicos: "No es un sitio donde se genere tanto valor como para asumir un camión electrificado, pero sí que se incide en la limpieza o recuperación de bosques", explica.

Un reto al que se le añade otra apuesta dedicada a la utilización de biomasa o combustibles alternativos, en lo que desde Fobesa y Fovasa, según relata Mateo, aspiran a transformar los restos de poda en material utilizable para la combustión.