Las largas colas de personas que esperaban entrar ayer en los comercios, especialmente los de moda, podrían dar la impresión de que la campaña de rebajas de este año, que comenzó oficialmente ayer, presenta buenas perspectivas. Sin embargo, el motivo de que hubiera tanta gente en la calle no es que las tiendas estén a rebosar, sino que el aforo es tan reducido --al 30% por las nuevas restricciones-- que no queda otra que guardar turno pese al frío, eso sí, guardando la distancia de seguridad.

Esta era la estampa habitual, sobre todo en las grandes superficies, aunque también en algunas tiendas del centro de Castelló. En la puerta, geles hidroalcohólicos y trabajadores contando cuántas personas había en la tienda para vetar el paso cuando se alcanzaba el límite. Solo cuando salía una persona podía entrar otra. «He ido a una tienda y me he dado la vuelta. Hay cola para entrar y para pagar», explicaba Belén, una joven asustada por la multitud.

Como ya informaron desde la patronal de los centros comerciales, Anged, la incertidumbre por el covid hace que este año no tengan una previsión fiable sobre cómo se desarrollará la campaña.

Desde el pequeño comercio, sin embargo, la sensación es que la temporada de descuentos no servirá para paliar la crisis del sector. Hay algunas tiendas, como By Secret, en la calle Alloza, que lleva «haciendo rebajas desde el Black Friday», pero ni así. «De momento está flojo. Se ve mucha menos gente por la calle; esperemos que se anime el fin de semana», señala Lidia Moreno, dependienta de este negocio.

Josefina Martínez, de Urban Bags, en la calle Mayor, coincide en el diagnóstico. «Para ver cuánta gente hay en la calle usamos como referencia la tienda de enfrente --una franquicia de moda-- y está vacía. La perspectiva es fatal».

Según indicaron desde Covaco, la asociación que agrupa al pequeño comercio en la provincia, los negocios se están viendo muy afectados por la venta on line.