La nieve en el imaginario de muchas personas suele estar asociada al disfrute y la alegría, aunque para otros supone un verdadero quebradero de cabeza. Es el caso de los trabajadores que ven alterada su labor cotidiana y que deben redoblar esfuerzos para poder mantener su actividad.

Luis Alquezar es repartidor de butano y normalmente utiliza un camión para llevar a cabo su tarea. Sin embargo, la nevada le obliga estos días a hacerlo en una pequeña furgoneta, distribuyendo domicilio a domicilio las bombonas tan imprescindibles durante estas jornadas para poder mantener las estufas encendidas o contar con agua caliente en la ducha o el baño.

Otro sector, el de la ganadería, también vive la otra cara del temporal. Ana Belén Soro se dedica a este ámbito en la comarca de Els Ports y ejemplifica las complicadas jornadas de trabajo que experimenta el sector primario con Filomena. Con espesores de nieve que superan los 80 centímetros, Soro tira de pala para llegar hasta sus animales, facilitarles la comida y garantizar que tengan agua sin congelarse en los abrevaderos.

«Es importante que la gente conozca la situación en la que trabajamos la gente del sector primario ya que aquí no disfrutamos de la nieve como los domingueros», afirma Soro, quien apunta que «más bien es nuestro mayor quebradero de cabeza estos días».

Jornadas inacabables las que vive también Blas Buig Salvador, trabajador municipal en la misma comarca, quien estos días desconoce por completo la palabra «horario» gracias a su gran implicación.

Durante todo el fin de semana y la jornada de ayer, la limpieza de calles, los accesos a los municipios o a los centros educativos son su principal cometido.

En concreto, este lunes, preparar las entradas a los colegios e institutos, que hoy retoman su actividad, fue una de las labores centrales de los operarios, esparciendo sacos de sal para evitar la formación de las placas de hielo.

Tres personas, que como muchas otras, anteponen su compromiso a otras cuestiones para que nada se paralice.