Los vecinos de Castelló, al igual que los de Vila-real, han vivido su primer domingo de cierre perimetral, de acuerdo a las nuevas medidas impuestas por la Generalitat valenciana para frenar el avance del coronavirus en la Comunitat. Ha sido una sensación extraña en la capital de la Plana, sobre todo para aquellos que el viernes no pudieron o no quisieron desplazarse a sus segundas residencias antes del confinamiento de la ciudad, antes de las tres de la tarde.
Foto: MANOLO NEBOT | Vídeo: MANOLO NEBOT (grabación) / RAÜL BADENES (edición)
Tras un sábado con escasas incidencias en el control de los accesos y salidas de los dos municipios confinados en la provincia --16 en el total de la Comunitat, todos los que rebasan la barrera de los 50.000 habitantes--, el domingo también ha resultado tranquilo.
Los principales puntos de vigilancia de los cuerpos de seguridad, tanto Policía Local como Nacional y Guardia Civil, han estado centrados en la provincia en las príncipales vías de acceso desde la capital de la Plana a Benicàssim o Borriol, con férreos controles para evitar el incumplimiento de la restricción. La variante de la N-340, la CV-149 y la avenida Ferrandis Salvador han estado bajo el control de los agentes.
Con la imposibilidad de disfrutar fuera de los límites del término municipal de la excelente climatología que ha acompañado a las primeras horas de este domingo, los ciudadanos de Castelló se han decantado por disfrutar de los rayos de sol en dos puntos neurálgicos. Uno ha sido el ermitorio de La Magdalena y sus alrededores, hasta los límites municipales; otro, el paseo marítimo del Grau, atiborrado de paseantes y ciclistas... y, entre los más atrevidos, algún que otro bañista.
Ha sido la primera experiencia de cierre perimetral, que se repetirá a partir del próximo viernes cuando a las 15.00 horas se bloqueen las entradas y salidas a Castelló y Vila-real hasta las seis de la mañana del lunes, cuando volverá la rutina laboral o académica y con ella, la rutina de movilidad en los límites de la Comunitat,
