Mónica Fores fue diagnosticada de cáncer de mama en 2019 y recibió la radioterapia en plena pandemia. Ahora tiene que someterse a revisiones cada tres meses. «De momento está saliendo todo bien; no he tenido más efectos secundarios que los que produce el tratamiento hormonal. Es verdad que mis ritmos han cambiado, porque tus prioridades cambian, y te das cuenta que no es necesario volver al mismo nivel de estrés», señala.

UN BULTITO /

«El 1 de julio de 2019 fui al médico de cabecera, porque me había notado un bultito en el pecho un año antes y, aunque en la revisión me dijeron que no era nada, durante el año cambió y vi que la piel se me pegó. Fui un lunes a las 10.00 y, por la tarde, ese mismo día, ya me estaban llamando para atenderme en cirugía», explica. Fue el martes 2. «En menos de 15 días me hicieron una biopsia, dos mamografías, una ecografía, tuve dos visitas con cirugía y el 16 ya me estaban diagnosticando», añade. Le dieron cita para operarse el 7 de agosto. Una cuadrantectomía. «Los ganglios los tenía bien, lo que ayudó a que la recuperación fuera más fácil; la movilidad en el brazo no la he perdido y conservé el pecho», señala. Tras un mes de recuperación, en septiembre empezó un tratamiento de fertilidad para la preservación ovárica, pues la diagnosticaron con 31 años. Pasó por dos quimios, con todas sus consecuencias, y 20 sesiones de radio.

RADIO EN PLENA PANDEMIA

«En 2019 empecé la quimio, que terminé el 2 de abril de 2020, y en mayo empecé la radio, que finalicé el 28 de ese mes», expresa. «En plena pandemia, confinados, y yo haciendo viajes a radioterapia. He vivido las salas de espera en la capilla; era todo muy raro, pero la atención era la de siempre. Ellos tenían la misma sonrisa; el mismo cuidado», rememora.

«El confinamiento cada uno lo vivió de una forma, todo el mundo tuvo que parar su vida; la mía ya estaba parada desde agosto, así que no noté ninguna diferencia. Lo único, que mi hermana, que estaba en Barcelona, se vino a casa. Mis tratamientos siguieron igual, solo que estuve más acompañada si cabe. Sí que es verdad que tienes que ir con extra de cuidado. Mi hermana, viróloga, me obligaba a ir con las gafas de vista, a no tocar nada, llevar doble mascarilla, el pañuelo. Al llegar a casa, quitarme la ropa... Me daba un tranquilidad. Siempre he tenido mucha capacidad para poder confiar en los médicos», reflexiona.

CONFIAR EN LOS MÉDICOS /

A quienes pasan por esto, les anima a asumir «que te ha tocado y que te puedes permitir el sentirte mal, enfadarte o pensar qué mala suerte, pero que todo pasa y estamos en buenas manos. Los profesionales trabajan muy bien. Tenemos que dejarnos llevar. Puedes salir más fuerte». Como ella, que tuvo que cerrar su negocio, de peluquería, estética y asesoría de imagen, pero ahora, aunque sigue yendo a revisiones, dirige un negocio de asesoría estética oncológica para ayudar a quienes estén pasando por el mismo proceso. Online, por el covid.