Con los bares y locales de ocio cerrados y cualquier alternativa de reunión o diversión prohibida con las estrictas restricciones impuestas por la Generalitat valenciana para controlar la expansión de la pandemia en plena tercera ola, siguen repitiéndose los casos aislados de grupos de jóvenes que buscan sus propias salidas para no quedarse recluidos en casa. Una prueba de ello se ha producido hoy en el Grao de Castelló, frente al Planetario, donde en la recta final de la tarde, cuando ya había oscurecido, varias personas realizaban un botellón, entre ellas, la más evidente y que llama con más facilidad la atención, la que impide reunirse a más de dos personas no convivientes en la vía pública.

La imposibilidad de mantener vigilados todos y cada uno de los rincones de la ciudad es la perfecta aliada de las personas que tratan de escabullirse y organizar encuentros clandestinos, aunque en realidad no lo sean, pues se producen en la calle, a vistas de cualquier viandante, arriesgándose a que las autoridades detecten la actividad y les impongan sanciones que pueden ser cuantiosas.

La búsqueda de evasión y la imperiosa necesidad de socializar lleva a algunos a arriesgar tanto su salud --y la de sus allegados-- como su cuenta corriente, pues las multas, si se acumulan varias infracciones, llegan a ser muy elevadas. Aun así, hay quien prefiere ignorar la norma y buscar lugares apartados, cuando ya ha anochecido, para reunirse contra todos los consejos sanitarios para frenar el covid-19 en la provincia de Castellón, donde la incidencia sigue siendo muy elevada.